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Channel: con la luz de mi cocina
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FÁCIL: BIZCO-FLAN SIN HORNO, DE MARINA

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Una de las muchas recetas de las buenas gentes, de las personas de pueblo, sabias a más no poder.
Dedicada a Marina y a toda su familia, en especial a Dionisio, inmemoriam.
 Hoy os dejo un postre barato, rápido y muy fácil de preparar que seguro, seguro, os gustará. No necesita horno, se hace en una pota al fuego y lleva ingredientes de los que todos tenemos en casa casi siempre. Es un bizcocho con flan, o un flan con bizcocho, como lo queráis llamar.
 Este dulce lo hizo Marina, una vecina de mi pueblo, para una emisión de la televisión autonómica, TPA. Persona trabajadora de siempre y muy campechana, ante las cámaras se desenvuelve como pez en el agua y transmite sus conocimientos con tal sencillez que no hace falta ni tomar nota de la receta. Os dejo el enlace para que lo comprobéis. Pinchar aquí.
Dice que heredó la receta de su madre y que siempre se lo vio hacer.
Desde aquí le doy las gracias a Marina, seguro que su bizco-flan será el postre de los domingos en más de una casa. En la mía lo fue y nos prestó mucho.
Es tal como ella dice, se prepara en 10 minutos y se cuece en otros 30. ¿Más fácil? ¡Imposible!

Con poco dinero, elaboramos un postre de 10.

Un poema de A. G. Ovies

Postulación

Posted by aureliog under General
banuguescaminoasegareo.jpg

            (AGO. Bañugues. Camino a Segareo. 28-07-10)

Dame tus manos, mar. Oríllame

a tus alas. Arrástrame a la luz.

Sedimenta tu sed sobre mi voz caduca.

Ahógame en el fondo de tu forma

sin ángulos. Déjame

concebir el agua, corporeizarme

en líquido;

sentir que no naufrago

ahora

siempre

por ahora

y        

para siempre.

 

Dame tus alas, mar. Abrázame

en tu hondura, alístame

en tus olas.

 

Aquí en la tierra no es libre ya ni el viento.

Sólo conozco

-ahora

siempre

por ahora-

la deriva.



El flan arriba, el bizcocho de base.
Para el bizco-flan, necesitamos

Una pota que no tenga la tapa plana, tiene que ser cóncava pues el bizcocho crece un poco. Yo no tenía y utilicé una pota alta y, como tapa,  una sopera invertida, de acero inoxidable.

 Un molde de aluminio o acero inoxidable que encaje en la pota, para hacer al vapor.

Para el flan

  • 7 garcilladas (cucharón de servir) de leche entera
  • 7 yemas
  • 7 cucharadas de azúcar
Para el bizcocho
  • 7 claras a punto de nieve
  • 7 cucharadas de azúcar
  • 7 cucharadas soperas de harina
Para el almíbar
  • 5 cucharadas de azúcar

Elaboración
Ponemos la pota mediada de agua al fuego, para que hierva. (Lo que queremos es que el agua hierva y haga vapor, para cocer el bizco-flan. El molde no debe tocar el agua.) En el mismo molde en el que haremos la tarta, puesto al fuego, ponemos el azúcar y hacemos un caramelo. Dejamos que se enfríe. Batimos todos los ingredientes del flan, las yemas, la leche y el azúcar. 

Ponemos el molde caramelizado sobre la pota y volcamos sobre él el preparado del flan. Montamos las claras a punto de nieve y añadimos el azúcar. Volvemos a montar.  
Ponemos la harina y removemos con cuidado con una espátula o lengua, para que se bajen lo menos posible las claras. Lo colocamos sobre el  preparado del flan, extendiendo lo mejor posible. Tapamos con la tapa, o con un recipiente invertido, dejando cocer entre 20 minutos a 30. Comprobamos cuando al tocar con el dedo, el bizcocho no se pega y el dedo se hunde. Dejamos enfriar, tarda unas dos horas. 
Le damos la vuelta, con cuidado de que no se escape el almíbar.
Y lista nuestra tarta aflanada o nuestro flan abizcochado.

Muy rico. Yo lo dejé de un día para otro en la nevera y el bizcocho se empapó con parte del almíbar. Quedó delicioso. 

Recomiendo hacerla, os prestará.


FÁCIL: SOPA DE PIXÍN ECONÓMICA

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Una sopa barata y muy rica.
¡Vaya frío que hace estos días en toda España! Y además viento y lluvia. Presta tomar un caldín de sopa y si es de pescado, estupendo. Os dejo una sopina que siempre hacía nuestra madre, desde que éramos pequeños. Bueno, ella aprovechaba las cabezas de los congrios y la parte de la cola, al tener mucha espina, para hacer el caldo y recuerdo que ponía al final quisquillas o unas gambinas muy pequeñinas que también utilizaba nuestro padre como cebo para pescar. Las recogía por los pozos de Llumeres con un `truel´ y me parece que aún las  veo saltar en aquellas `paxines de blimes´ que nos hacían `Asturias´o Ramón, dos buenos vecinos. Siempre que se acerca el final de año, me vienen a la memoria todos los que faltan,  esa cifra creciente de personas que nos dejaron y de los cuales tengo unos recuerdos estupendos. Ahora, apenas quedan artesanos que hagan `paxas o goxas´ de las blimas, qué pena que, poco a poco, todo se vaya perdiendo...

Si queréis mejorar el caldo, con unas cabezas de pixín queda muy rico y no encarece mucho.


Un texto de A. G. Ovies, publicado en La Nueva España


Tiempo de narvaso


Acechando el invierno, Cabu Peñes, con Llumeres asomando y la mar revuelta.

Época de pomaradas mustias y de noches desiertas y extendidas

Es tiempo narvaso y de garduñas. De nieve en los picachos prominentes. Y de jerséis de lana hechos en casa.Es época de pomaradas mustias y de noches desiertas y extendidas. De confiados raitanes que gorjean en busca de algún fruto y gorriones que añoran el verano y la grana. De abedules y pláganos que incendian el paisaje; de rubor de cerezos y guindales silvestres; de olor a tendejones y a esfoyaza. A desayuno, a pan sincero, a silabario. Y de humo de borrón entre la húmeda faz de la mañana.

Son días de una luz muy verdadera, definitiva y limpia, en el perfil del mundo y en la grandeza azul de las montañas. De una nitidez inusitada en la infecta rutina que nos engulle inexorablemente, en la voraz rutina en la que nadie apenas se detiene ya ante nada. De unos cielos muy altos, con brillantes estrellas, que nos asoman a nuestra finitud. Días que llegan como ya terminados, extrañamente untados en desidia y galbana. Y apetecen el calor del fuego más que nunca y la complicidad de unos visillos. Y el rumor del cariño a nuestro lado. Y el silencio encendido en las horas oscuras y sus lentas estancias. Se nos antojan más las costumbres perdidas, los sabores añejos, los recodos tranquilos, los seres que nos faltan.

Éstas son fechas aptas para acercarse a los recintos del pasado y adentrarse en los preludios del invierno y en las vigas antiguas y el vaho de sus cuadras. Y apropiarse de un cántaro de leche y cenar unos higos con pan blando y buscar en un cuarto algún resquicio inmune de la vida, alguna muestra viva de los muertos, de los años hermosos de la infancia. Y abrir viejos baúles, olvidados al pie de un lecho solo, tantear en los armarios los trajes y las felpas, el jabón y los lienzos, chocar con el perfume a romero y manzana.

Son momentos de levantarse pronto, muy temprano, y atrapar ese albor que jamás volveremos a asumir desde ningún lugar ni desde esta ventana. De caminar sin rumbo, bosque arriba, por entre la quietud de la resignación, por entre los nogales derrotados, por entre los helechos ya vencidos y los quitameriendas pertinaces, por entre la agonía de las zarzas. Instantes más mortales que otras veces, porque traen caducidad y límites, separación muy firme del sol y las cigüeñas, de pétalos y ramas.

Al servir, podemos poner huevo cocido, picado menudo, espolvoreado.

Para la sopa, necesitamos: (doce raciones)

Para el caldo

  • 4 o 5 colas de pixín ( yo, congelado)
  • unas cabezas de merluza o unos trozos de cualquier otro pescado blanco
  • medio pimiento verde 
  • medio pimiento rojo
  • 2 zanahorias
  • 1 cebolla
  • un puerro
  • unas ramas de perejil
  • sal
  • 4 litros de agua fría
Para la salsa (esta salsa se puede emplear para multitud de platos: arroces, guisos, pescados al horno...)
  • cabezas y restos de limpiar las gambas 
  • 3 dientes de ajo
  • dos guindillas pequeñas
  • medio pimiento rojo picado menudo
  • medio pimiento verde picado menudo
  • una cebolla picada menuda
  • un vaso de vino blanco de buena calidad (yo, Albariño)
  • dos cucharadas de pimentón
  •  aceite de oliva
Además:
  • medio kilo de gambas sin pelar
  • unas ramas de perejil
  • azafrán en hebra
  • 3 cucharadas de tomate frito
  • Una barra de pan de medio, del día anterior,  de la que se sacará la miga en trocinos
Elaboración:

Pelamos las gambas y reservamos la carne, para añadir a la sopa,  y las cabezas y restos para la salsa .
 Limpiamos bien con un papel el pescado. Si es congelado, lo dejaremos descongelar la noche anterior en la parte baja de la nevera.

En una pota alta se pone el pescado, sal  y las verduras, a cocer en el agua fría, que lo cubra bien. Cuando empiece el hervor, se quita la espuma que sale a la superficie con una espumadera que iremos mojando en abundante agua fría y limpia. Se deja cocer el conjunto unos veinte minutos, no más. Se deja enfriar una media hora. Se saca el pescado y las verduras, bien escurrido todo.

Se cuela bien el caldo y se escoje el pescado, templado. Reservamos.
 Para hacer la salsina , ponemos los restos de las gambas a tostar en una sartén con unas gotas de aceite, se deja dorar hasta que empiece a querer como quemarse. Se añade más aceite, la cebolla y los pimientos.

 Se deja pochar, despacio. Cuando esté, se añade el vino y se cuece hasta que se evapore el alcohol. Mientras tanto, se pone en una pota alta el caldo con el pan, se deja hervir un poco. Yo remuevo con unas varillas de vez en cuando, para que el pan se deshaga.
Se tritura con la batidora ,bien, el conjunto para la salsa. Yo añado las verduras de la cocción del pescado.

Se pasa por el chino y se añade al caldo. Se fríen unos ajos en aceite, con las guindillas, hasta que se doren, añadimos el pimentón, con el fuego apagado.
Y , colado, se lo añadimos al caldo. Rectificamos de sal, añadimos el tomate, el perejil, el pescado y las gambas, dejamos que hierva cinco minutos más y apagamos el fuego. Podemos servir inmediatamente, pero es mejor dejar que repose al menos media hora.
Servir bien caliente.
A ver si os gusta. Buen provecho.

GALLETAS DE MANTECA, PARA EL DÍA DE LA DISCAPACIDAD

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Así de poco claro tienen el futuro miles de personas con discapacidad...

Hoy, 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de la Discapacidad. Corren malos tiempos para este amplio colectivo. Malos tiempos. Si el campo del trabajo está muy mal  para la población en general, no digamos nada para los que tienen alguna discapacidad, ya sea física, psíquica osensorial. Los recortes presupuestarios, que tendrían que hacerse con mucha sensibilidad, parece que se ceban también en este grupo de personas: se recortan las prestaciones económicas, se quitan ayudas a domicilio, se quedan sin cotizar a la Seguridad Social los cuidadores, se rebajan los grados de discapacidad... Tristeza me da. Parece un sinsentido, creer en un mundo sin barreras y, a la vez, comprobar que las trabas para conseguirlo son cada vez mayores...

Mi sobrino y yo decidimos celebrar este día de la mejor manera, endulzando la tarde con unas galletas. Mano a mano, nos pusimos a ello y nos prestó mucho. Menos el amasado que se lo hice yo (le daba `cosa´meter las manos, je),  lo demás lo preparó él, y bien contento que se puso al ver el buen resultado. Es una masa muy agradecida, lo mismo se puede utilizar al momento que dejarla reposar cubierta con papel film, fuera de la nevera. Hicimos una buena cantidad, salieron 120 galletas, pequeñas pero gordinas. Es una receta que tenía nuestra madre en una libreta.

Desde aquí, nuestro ánimo a todas las personas con alguna discapacidad, con la esperanza de que seguramente que conseguiremos  alcanzar ese sueño, ese mundo sin barreras, ni físicas, ni psíquicas, ni sensoriales. Todo para poder ser mínimamente FELICES.
Las pastas de mi sobrino, elaboradas con la mayor de las ilusiones. Para todas las personas con alguna discapacidad y para los ancianos. ¡¡¡ Ánimo!!!

Un poema de A. G. Ovies

agaves.jpg

Gracias.

Porque mi canto va dirigido

al que deriva de la estirpe del cactus.

Al que no sabe más que pedir perdón

por mirarnos de frente. 

 

A la benevolencia.

Al infierno de vida de la mitad del mundo.

A los que ya quisieran ser humildes.

 

Al buitre de las cumbres, a la gaviota.

Al ególatra arroyo, que va siempre a lo suyo.

Al clima, porque es sabio en su soberanía.

 

A todas las regiones adonde llega el sol,

a todos los poblados que los vientos recorren,

a todas las aldeas que despiertan los gallos,

a todos los caminos.

A las cuatro estaciones.

Al punto cardinal que aún no ha detonado.

A los cinco sentidos.

 

Mi canto es para quien forma parte, tanta parte de mí

tanta carne de mí

tanto cuerpo de mí

como yo mismo.


Para las galletas, (120 unidades) necesitamos:
No resultan muy dulzonas.
  • 1100 gramos de harina de trigo normal, tamizada
  • 500 gramos de manteca de vaca,  cocida y templada
  • 500 gramos de azúcar
  • 6 huevos enteros
  • 3 yemas
  • una cucharadina de café de: canela, anís y clavo, todo molido
  • el rallo de dos naranjas ecológicas
  • el rallo de dos limones ecológico
  • un pellizco de sal
 Elaboración 

Precalentamos el horno a 200º.
Molemos las especias, yo utilicé un mortero.  Ponemos en un recipiente amplio los huevos, las yemas, el rallo de las naranjas y limones, las especias, y la sal. Añadimos el azúcar y lo repartimos por arriba todo lo que podamos.

Ponemos la harina tamizada suficiente que tape el azúcar y volcamos la manteca templada por arriba. Empezamos a amasar y añadimos harina de poco en poco. Cuando no se amase bien dentro del recipiente, ponemos la masa sobre una superficie enharinada y seguimos añadiendo harina y amasando.

Cuando tengamos la masa terminada, una vez que no se pegue a los dedos, tomamos porciones de la misma y las boleamos un poco. Estiramos con el rodillo, dejando un grosor del tamaño de un dedo. Con el cortapastas a nuestro gusto, esta vez optamos por uno de corazones, formamos las pastas. Las colocamos sobre papel de horno en una bandeja del mismo. Pincelamos suavemente con huevo la superficie de cada pasta. las dejamos separadas un poco, no crecen mucho de tamaño, pero así cuecen mejor.

Cocemos, en mi horno (el pequeño, de sobremesa, de Lidl) , a 200º, 15 minutos. Colocamos sobre rejilla y dejamos que se enfríen.
Quedan muy ricas y se conservan unos cuántos días en una lata.
Crujientes por afuera y parecidas a las pastas por el interior.

LLÁMPARES Y COMPOTA, AL ESTILO DE MÁXIMA JUACO

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Fáciles y ricas.
Hoy dos recetas que hacía mi vecina Máxima.  Mi madre siempre decía que les llámpares (lapas) le quedaban muy ricas. Le encantaba ir al pedrero a coger todo lo que le saliese al paso. Siempre regresaba con algún pulpo, unas cuantas andaricas y llámpares. Solía ir con Covadonda, otra vecina aficionada a la mar. Las dos trabajaron muy duro desde pequeñas. Máxima se quedó sin madre con pocos años y siendo apenas una joven adolescente se marchó a `servir a un amo´, como se decía por aquí. En Oviedo pasó  mucho tiempo y la sorprendió allí la contienda del 36. Pudo venir de nuevo al pueblo, caminando, junto a otra joven que también se escapó con ella.
Covadonga enviudó también muy pronto y sacó a su familia adelante gracias al esforzado trabajo del lavado del carbón, en la mina de Llumeres y cuando terminaba la faena, trabajaba la tierra. En esos tiempos  ya sabemos todos lo fatigoso que resultaba, todas las tareas se hacían a mano. La recuerdo siempre de camino con el burro y las parihuelas...
También me gustaría citar a Consuelo, que, como Covadonga, fue otra viuda de guerra, veinteañera, y también trabajó duramente en la mina.
 Las tres se llevaban muy bien, siendo ya ancianas.

Bueno, pues para preparar les llámpares al estilo Máxima, necesitaba una planta aromática que por aquí llamamos nielda y que desprende un aroma parecido al de la hierba buena. Mi vecina solía tenerla bajo una higuera, según refiere su hijo,  pero parece que el tiempo y el no saber de su existencia, acabaron con ella. Se lo comenté a la hija de Covadonga, mi vecina Ana Mari, y en un par de días consiguió la planta. Desde aquí le doy las gracias, de no ser por ella, no podría hacer la receta.

También me indicó el hijo de Máxima, que por Navidad, preparaba una compota muy sencillina y que les gustaba mucho. Pues nada, también la hice y con las dos recetas, le rindo, desde esta cocina, mi homenaje. Seguro que desde su estrella, leerá todo lo escrito, como se leía el periódico diariamente, de principio a fin. Apenas fue a la escuela, pero su afán, la llevó a aprender a leer poco a poco, por su cuenta.  Me encantaría decirle, desde aquí, que no conocí jamás, persona con tanta memoria.
Descansen en paz las tres.
Para rematar una buena comida o cena.

Máxima Juaco, años 30-40, del pasado siglo.
Un poema de A. G. Ovies.


Última página



(AGO. Invierno. Febrero de 2012)


Yo no sé por qué se muere en todo.


Pudiera ser quizá que la belleza


no nos parece hermosa más que un día.





Para les llámpares, necesitamos:

  • 1 kilo de llámpares
  • tres dientes de ajo
  • un manojo de perejil
  • una cebolla
  • un chorizo picado en trocinos pequeños
  • 200 gramos de jamón serrano picado en trocinos pequeños
  • un vaso de vino blanco o rosado
  • una cucharada de pimentón picante
  • unas raminas de nielda
  • aceite de oliva
Preparación:

Ponemos les llámpares a remojar entre agua fría y sal, les cambiamos el agua un par de veces. Así las libramos de posible arena.  Las escurrimos bien y las refrescamos un poco con agua fría. Las colocamos en una pota y las tapamos. Ponemos al fuego fuerte y cuando empiecen a desprenderse de las cáscaras, apartamos del fuego, manteniendo la tapa  puesta.

Las escojemos, descartamos las cáscaras que tengan algas pegadas y las que sean muy grandes. Reservamos el caldo que se obtiene al cocerlas. En una sartén ponemos el ajo y el perejil,bien picado, con un poco de aceite y hacemos un sofrito.

 Añadimos la cebolla y dejamos que se haga bien el conjunto. Ponemos el jamón y el chorizo bien picadín y dejamos que se hagan.

Una vez que el chorizo y el jamón están dorados, ponemos el pimentón, removemos y añadimos el vino. Esperamos hasta que no huela a alcohol. Añadimos les llámpares que teníamos reservadas, con las cáscaras, incorporamos el caldo resultante de su cocción, la nielda y las dejamos unos minutos al fuego. Muy poco, para que no endurezcan. Os dejo una imagen de la nielda.

Al tiempo que ponemos les llámpares, incorporamos las raminas de nielda.
Servimos muy calientes.
Para la compota, necesitamos:




  • medio kilo de manzanas reineta, que están firmes
  • medio kilo de pera
  • un vaso de vino blanco o moscatel
  • una rama de canela
  • la piel sin lo blanco de medio limón
  • 300 gramos de azúcar
Elaboración:
Pelamos las peras y las manzanas y las dejamos en cuartos. Las ponemos en una pota, añadimos el vino, el azúcar, la canela y la piel del limón. Cubrimos con agua fría. Cuando empiece a hervir, espumamos.

Dejamos cocer a fuego muy lento, hasta que la manzana y la pera están bien cocidas y el líquido se convierta en un almíbar de bonito color tostado.
Dejamos enfriar y servimos a temperatura ambiente.Podemos espolvorear con canela.


¡¡¡¡ A ver si vos presta!!!!




CASADIELLES FRITES, DE MELINA

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Fáciles y rápidas.

Una receta de un dulce que se solía hacer por las Navidades y en Pascua, indistintamente, en nuestra región, aunque ahora se preparan todo el año. Ya se perdió esa tradición de elaborar llambionadas solamente en las fechas señaladas. Por un lado es mejor, poder disfrutar de unes casadielles cuando a uno le apetezca siempre es bueno, pero parece que ya no las disfruto igual. La escasez, en ocasiones, proporciona tanto sabor... No se si os pasa lo mismo, el turrón, por ejemplo, no me parece que sepa igual que antaño. Seguramente será porque antes, esperábamos con ilusión la Navidad para poder comerlo y era una excepción maravillosa. Valorábamos mucho más todo lo que teníamos...
La receta me la dio Melina, una amiga de Cardo. Es la que siempre se hizo en su casa, desde hace muchos años. Y como también tiene nueces caseras y miel, les prepara un relleno delicioso. He de deciros que Melina disfruta cocinando y lo hace de forma inigualable, y es quedarme corta. Porque cuando se pone amor en lo que se hace, todo se traduce en éxito. Ella es así y además muy generosa. Gracias, Melina, guapa, por la receta, por les casadielles y por el resto de comidinas ricas que, seguro, me seguirás anotando.
Espero que os gusten. Ya tenía otra receta de las mismas aquí, bastante parecidas, que son las que hacía nuestra madre. Con la masa de Marita, también quedan muy ricas, pero éstas de Melina, son más hojaldradas.
Ideales para estos días festivos que vienen.


Un poema deA. G. Ovies


Ramas de invierno



(AGO. Ramas de invierno. Diciembre de 2011)
         
           Quién sabe si el dolor

            es una ilusión muerta

            lo mismo que las hojas del árbol

            cuando caen

            y pertenece al amplio

            corazón

            de los hombres

            sufrir eternamente

            las estaciones largas

            de la vida.



            Si esta noche tan cálida

            sería una noche más

            si no estuvieras tú y alumbrara

            la luna.




            Si me dices:

            amor, me has desi-

            lusionado.

            Y es que, en el fondo,

            no comprendes

            que en el amor un alto porcentaje

            son defectos...


Para les casadielles, (14-15 unidades) , necesitamos:

Éstas son de otra tanda que preparé otro día, me quedaron menos doradas, pero igual de buenas y hojaldradas.
Masa:
  • 1 pocillo de vino blanco
  • medio pocillo de aceite de oliva
  • 1 yema
  • 100 gramos de mantequilla al punto pomada
  • 1 cuharada de royal
  • 1 cucharadina de sal
  • harina, la que admita
Relleno:
  • 100 gramos de nueces
  • 50 gramos de avellanas ( Melina no se las pone)
  • una copina de anís( tres cucharadas)
  • 50 gramos de azúcar
  • 50 gramos de miel
Además:
  • aceite para freír
  • azúcar glas para decorar
  • un trozo de piel de limón o naranja para freír en el aceite
Elaboración:



Se calienta, el aceite, el vino blanco y la sal. Se bate, hasta formar una especie de crema. fina.

Se añade la mantequilla, la levadura y la yema

Se mezcla bien y se va añadiendo harina tamizada hasta formar una masa que no se pegue a las manos. Se hace una bola y se coloca sobre la mesa de trabajo, espolvoreada de harina. Se estira con el rodillo.

Se le dan varias vueltas, de la manera que queramos. Yo, opté por repetir tres veces, unas vueltas simples.

Se deja enrollada y se tapa con un paño de cocina, humedecido. Se deja reposar en la nevera un mínimo de dos horas Mientras tanto, se prepara el relleno. Se colocan en la picadora las avellanas y las nueces y se pican, pero no muy fino. Se añade la miel.

El azúcar y el anís. Se mezcla bien y se reserva. Transcurrido el tiempo de reposo de la masa, se saca de la nevera y se van cogiendo pequeñas cantidades de masa, se estiran con el rodillo.

Y se van formando rectángulos del tamaño que queramos. Se pone el relleno, no del todo centrado y más bien poco que mucho, para que no se escape. Yo les puse una cucharadina del café a cada una.

Se enroscan y se aprietan bien los extremos y la unión de la masa. En un cazo se pone a calentar el aceite con la corteza del limón y una vez que esté bien caliente, se van poniendo les casadielles a freír.

Hasta que estén bien doradas, para que se hagan bien por dentro. Se colocan sobre papel de cocina, para que absorba bien el aceite y después se dejan enfriar sobre rejilla. Una vez bien frías, se espolvorean con azúcar glas.
Y queden unes casadielles estupendes.
El corte, se aprecia el aspecto hojaldrado de la masa.

A ver si vos presten

TARTALETAS: MASA FÁCIL

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Unas bases para todo tipo de rellenos.
Después de unos días en los que no podía acceder al blog, no se que pasa con la conexión, vuelvo para dejaron unas tartaletas que, a lo mejor, os vienen bien para estos próximos días de fiesta. Son facilinas de hacer y están ricas. La receta es de un curso de repostería que hice con la asociación de mujeres de Condres, que impartió en la escuela Jose. ( Un saludo a todas, amiguinas)  Es una masa muy versátil, lo mismo vale para rellenos dulces que salados. Preparé las tartaletas pequeñinas, de `bocao´ para aperitivos. Se conservan sin ablandarse unos cuantos días, metidas en una lata y bien cerradas y son ideales para rellenar con alimentos calientes y fríos. Los moldes son baratinos y los podemos encontrar en cualquier ferretería.

Dejo alguna sugerencia de presentación, pero quedan estupendas rellenas de ensaladilla rusa, bonito o palito de mar con mayonesa, cualquier paté, pasta de aceitunas con anchoas, bacalao al ajillo, pulpo a la gallega... en fin, todo lo que apetezca poner, sin necesidad de gastar mucho.

Y os recuerdo que si queréis preparar los mazapanes, es el momento, para degustarlos, en su punto, el día de Nochebuena, jeje. Os dejo los enlaces de los mismos y de la fabada de mazapán, por si queréis sorprender a vuestros invitados: mazapanes sencillosfabada de mazapán.

Quedan crujientes y con un sabor muy rico.

Un deseo de A. G. Ovies

Galería de Imágenes

Posted by aureliog under General
castillete.jpg                                                                                  
 (Castillete del Museo de la Minería. Para E. I. y R. S.)

Quisiera erguir un verso como un túnel,

entrar en vuestra piel, con una lámpara;

quisiera descender al corazón

por alguna de tantas bocaminas.

El halo de la luna en el Nalón,

la noche que se enciende en las ventanas,

la fiambrera puesta en el alfeizar,

el bocadillo envuelto con el alba,

el humo que madruga en las cocinas.

La povisa azulada de las berzas.

El castillete oculto entre las zarzas.

El chivo atado que rumia el silencio.

Los cobertizos, el bidón del agua,

las eras a la orilla de las vías.

Los tendales frecuentes con las mudas,

el fatu de los fines de semana,

las estriadas manos que enjabonan,

la blancura gastada de las toallas.

Sirenas: doce en punto de la vida.

Las barriadas que surgían del cisco,

el vinagre y el Fóster de las chapas;

la lentitud del tren que iba al pasado,

la carretera nueva hacia la nada,

un volador y un santo y una ermita.

Las casas que no ocultan su humildad,

el privilegio grande de una casa,

sus cuartos de humedad, baldosa y friso,

la cal obrera y descascarillada,

las barriadas que crecen y se apilan.

La tierra y la mañana que retumban,

la espera, el nerviosismo, la mañana.

Las familias que llegan de muy lejos,

el cartero con la esperada carta,

las tísicas libretas de familia.

El sabor gris de los economatos.

El olor acre de las bacaladas.

El costoso jornal. El día 10:

el aceite, el azúcar, las conservas,

la palidez antigua de la harina.

La tizna de la raza de los padres,

los párpados del padre que no aclaran,

el padre que a las cuatro se despierta,

el padre libre que vive entre jaulas,

el padre que no ve la luz del día.

Los chigres donde se bebe el ahora,

el ahora, más firme que el mañana,

el ahora y el hoy de pisar suelo;

el bar-tienda, la esquela en la fachada.

El hechizo de las confiterías.

El tendido de cables. Los calderos.

Las mujeres que charlan y repasan.

El cuello ácido de las chimeneas.

Los bronquios agotados de las fábricas.

La infancia del cemento y la uralita…

Aquí dejo el candil de mi palabra,

es de carburo, alumbra al pronunciarla:

no es tarde nunca. Es siempre todavía.

                                                                              (Leído en Teatro Municipal de El Entrego. Año 2007)

Espero que te gusten, Ana, aunque un poco tarde y de manera virtual, te dedico estos aperitivos.

Para las tartaletas, necesitamos (salen unas 40)

  • 1 pocillo de aceite, mejor girasol
  • 1 pocillo de mantequilla líquida
  • 1 pocillo de agua fría
  • 1 yema
  • una pizca de sal
  • 1 sobre de levadura de panadería seca o 10 gramos de levadura prensada
  • harina, la que admita, la suficiente para que la masa no se pegue a las manos.
Elaboración:

En un recipiente ponemos el agua, el aceite y la mantequilla derretida, batimos, añadimos la yema y mezclamos bien .Ponemos un poco de harina, mezclamos e incorporamos la levadura. Seguimos poniendo harina, pero sin trabajar mucho la masa. Cuando no se pegue a los dedos, está.

Hacemos una bola y la cubrimos con papel film. Esperamos un poco, hasta que se ponga la masa más dura, más o menos una media hora. Estiramos con un rodillo y cortamos medio centímetro más de masa que el contorno del molde de la tartaleta. Así rellenamos perfectamente el fondo del mismo.
Cubrimos y recortamos presionando el resto de masa que sobresalga por arriba. Si no tenemos suficientes moldes, ponemos un papel de horno sobre cada tartaleta y lo rellenamos con legumbres. Yo tengo bastantes y lo que hago es ponerlos encima mediados de agua fría. El agua se evapora un poco, pero a la vez va cociendo la masa. Podemos pinchar el fondo, yo no lo hice y quedaron bien. Las cocemos unos 15 minutos en horno precalentado a 180º.
Las sacamos y les quitamos el molde o papel que las cubría. Esperamos a que se enfríen un poco y desmoldamos. Las colocamos sobre rejilla. Una vez frías, las rellenamos con lo que queramos, admiten alimentos salados y dulces. 

Unos ejemplos:
Relleno: poner unos dientes de ajo en la sartén con un chorrín de aceite de oliva y dejar que sofrían. Añadir los champiñones laminados y remover un minuto, salpimentar y poner unos langostinos partidos en trocinos finos, dejar que se haga el conjunto unos minutos. Añadir un chorrín de nata y un poco de coñac (optativo). Dar unas vueltas al calor. Retirar. Para servir, espolvorear con perejil picado.
Relleno: de base un poco de queso cremoso, de untar,  y por arriba mermelada de pimientos rojos. Para hacer la mermelada, poner igual cantidad de pimientos rojos pelados y en tirinas que de azúcar y dejar que se reduzca el conjunto, lentamente. Decorar con unos avellanas tostadas (procurando que no se os chamusquen, como a mí)
Relleno: en la base una mermelada de manzana, para hacerla poner una cantidad de manzana pelada y la mitad de su peso de azúcar, un poco de zumo de limón, una ramina de canela y la piel de un limón. Dejar cocer despacín. Retirar la canela y la piel y dejar enfriar. Poner en el centro por arriba, queso azul, cabrales o cualquier queso fuerte y alrededor colocar nueces partidas.
Relleno: base de mermelada de cabello de ángel  con trocinos de jamón ibérico frito.


Relleno: una base de queso cremoso, jamón en dadinos, trocinos de ciruela y regado todo con miel.

Os invito a un bocadín, jeje.
A ver si os gustan.


TURRONES, CASCARILLAS, POLVORONES Y DE AVELLANA de Pepina

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Llambionades de Navidad

Hoy os propongo unos cuantos dulces navideños. Aún tenemos tiempo de prepararlos y merece la pena. A pesar de que puedan parecer complicados de realizar, no es el caso. Os dejo recetas de un curso, sin el paso a paso, porque este año solamente tengo preparado el turrón tipo Jijona y las almendras de turrón o 'cascarillas' (como las llamaba mi madre) que le vi a Rosa el año pasado. Así que las fotos ya son de las Navidades de 2010, pero me apetecía publicarlas.
Aprovecho para dar las gracias a todos los que os acercáis a mi cocina, a los que me comentáis y a los que no. A los amigos y familiares que me brindan día a día sus recetas, porque sin ellos nada sería lo mismo. Y a todos los que me ayudaron y ayudáis a seguir con este proyecto que empezó con ilusión hace ya casi dos años. A todos: Estupendos días y un año lleno de dones.

Polvorones de Pepina, Cirieñu.
Con estos dulces y este poema, me despido hasta después de las Fiestas, que necesito unos días de descanso, como, seguramente, todos vosotros.  ¡A ser, ante todo, felices!


Desde el Norte del Norte, unos guiños de esperanza.


ENSAYO DE RECETA


Abundante bondad,
mucha benevolencia,
una casa tranquila,
una agradable mesa.



Una vela encendida,
una emoción intensa,
unas miradas limpias.
Salud como promesa.



Amor como noticia.
Algún amigo cerca.
Paz en el día a día.
Un ensueño en reserva.



Son, ¡ay...!, tantas delicias
en solo una receta…
Tan pocas utopías
para una vida entera…



¡Ojala nos llovieran
bienestar y alegría.
¡Sería una riqueza,
somos gente sencilla...!


Feliz 2013..

Un poema para todos de A. G. Ovies



TURRÓN TIPO JIJONA
Está muy rico, pero no es lo mismo que el comprado, el sabor es diferente
Necesitamos:
  • 200 gramos de miel
  • 170 gramos de almendra tostada y molida fina
  • 75 gramos de almendra tostada y molida toscamente
  • 250 gramos de azúcar glas
  • 100 gramos de avellana tostada molida fina
Preparamos una caja de leche vacía, la lavamos bien y la cortamos por un costado, dejando un lateral unido. Lo forramos con papel de horno. Mezclamos bien todos los ingredientes y calentamos un poco , si tenéis robot, en el robot, de no ser así al baño maría. lo suficiente para que quede una masa como si fuera serrín .  La colocamos en la caja forrada.
Cubrimos con papel y presionamos bien para que quede la masa lo más compacta posible. Dejamos reposar al menos tres días. Y listo para degustar.
 TURRÓN DE CHOCOLATE, DE NATA-NUEZ Y DE YEMA TOSTADA
Los preparamos en la escuela. En un curso.

TURRÓN DE NATA NUEZ

Necesitamos:

  • 250 gramos de masa de mazapán
  • 50 gramos de nata de postres
  • 100 gramos de nuez troceada grande
  • unas medias nueces para decorar
  • clara de huevo para abrillantar
Preparación:

Ponemos la nata poco a poco al mazapán
Añadimos la nuez troceada.
Colocamos en una caja forrada igual que para el de Jijona y damos forma.
Pintamos con la clara y colocamos los trozos de nuez de la decoración.
Lo sacamos y ponemos en horno con muy poco calor, hasta que se seque, una media hora.
Volvemos a colocar en la caja una vez frío, lo tapamos con el papel y reservamos.
Mejor después de unos días.

TURRÓN DE YEMA TOSTADA:
Preparación:
Hacer el dulce de yema y mezclarlo con el mazapán.
Formar la tableta en la caja forrada como para el turrón tipo Jijona.
Sacar y pintar con clara de huevo, a continuación, espolvorear bien con azúcar glas.
Quemar con un soplete o un golpe de horno fuerte, solamente con el grill.
Volver a colocar en la caja una vez frío y reservar.
Mejor después de unos días.

Las fotos son de la cena de Nochebuena 2010.

TURRÓN DE FRUTAS
Necesitamos:

  • 250 gramos de masa de mazapán
  • 50 gramos de nata
  • 150 gramos de frutas confitadas cortadas gruesas
Elaboración:

Ponemos la nata y la mezcla del mazapán en un cazo, al baño María y le damos un hervor.
En la caja forrada, ponemos la mitad de la masa , las frutas confitadas repartidas y cubrimos con más masa de mazapán.
Damos forma en la caja.  Secamos en el horno fuerte, unos minutos. Reservamos.




Muy rico.
TURRÓN DE CHOCOLATE Y ALMENDRA

Necesitamos:

  • 100 gramos de chocolate negro
  • 100 gramos de chocolate con leche
  • 1 cucharada sopera de margarina
  • 50 gramos de almendra molida
  • 180 gramos de azúcar glas
  • 75 gramos de almendra tostada, entera
Elaboración:
Fundimos el chocolate con la margarina, al baño Mª.
Agregamos el resto de ingredientes, menos las almendras enteras, y cocemos un poco.
Ponemos las almendras enteras.
Dejamos enfriar un poco dentro del cazo.
Colocamos en la caja con papel de horno engrasado con aceite de girasol.
Le damos la forma y lo dejamos enfriar.
Podemos darle un ligero baño con el chocolate de cobertura que queramos, negro, con leche o blanco y hacer unas olas con un tenedor para decorar.


    TURRÓN DE CHOCOLATE, otra receta.

    Necesitamos:

    • 300 gramos de chocolate de cobertura negro
    • 500 gramos de crema de avellana o praliné
    • 200 gramos de avellanas tostadas enteras, o bien de almendras o arroz inflado
    Elaboración:
    Fundimos la cobertura al baño Mª y añadimos el praliné.
    Dejamos templar hasta que tenga un poco de cuerpo.
    Incorporamos las avellanas y lo ponemos en la caja forrada con papel de horno engrasado con aceite de girasol.
    Damos forma y esperamos a que se enfríe.
    Está mejor dentro de unos días.

    POLVORONES DE AVELLANA DE PEPINA, CIRIEÑU


    DELICIOSOS, doy fe.
    Receta de Pepina:

    Así me la escribe su hija Tere:

    POLVORONES DE AVELLANA


    (La medida es un poco a ojo ya sabes....Mama la medida la tiene tomada con las terrinas de cristal que son como tazas, ¿te das cuenta ? Más o menos son éstas pero te pongo al lado la medida de la terrina)


    - 250 gr de Avellana tostada molida
    1 / 2 por la terrina

    - 200 gr de azucar
    1 Terrina

    - 250  gr de manteca de cerdo, no tiene que estar diluida
    1 Terrina

    - 750 gr de Harina
    5 Terrinas


    Pones la harina, el azúcar las avellanas y la manteca de cerdo en un bol.
     Lo mezclas y lo trabajas con las manos poco tiempo para que no te ablanden, el tiempo justo para mezclar todo ,tiene que quedar la masa suelta, como desgranada, no una masa compacta, que la tengas que apretar para formar el polvorón,
    Para darles la forma, que influye mucho en la cocción, haces una bola de 2,5 centímetros de ancho por 2 de alto,  le das forma metiendo entre el dedo índice y pulgar, que no te levanten ni te salgan de entre los dos dedos.
     No se pueden cocer mucho, entre 15 y 20 minutos.
     No dejes que se pongan roxos.


    Unos con harina tostada y otros con harina normal.

    POLVORONES VARIADOS
    Con papel de calcar patrones, cortamos unos rectángulos de 20 cm por 15 y hacemos unos cortes en el lateral más corto, para formar los flecos. Mi hermana se encargó de ponerles el nombre.

    Necesitamos:

    • 1 kilo de harina de repostería
    • 250 gramos de azúcar glas
    • 250 gramos de manteca de cerdo
    • 125 gramos de: almendra molida, nuez o avellana 
    • canela molida al gusto
    •  sésamo , azúcar glas para decorar
    Elaboración:
    Tostamos la harina en la sartén, a fuego muy lento y removiendo de vez en cuando para que no se agarre al fondo y se queme. Estará cuando empiece a oler como a almendra tostada y tenga un bonito color dorado. La ponemos sobre papel de horno y la dejamos enfriar.
    S añaden todos los ingredientes, menos los de la decoración y se amasa. Al principio parece que no se une, pero se formará una masa muy suave, un poco difícil de manejar.
    La colocamos sobre papel de horno y ponemos por arriba otro papel. Estiramos con el rodillo, desde el centro hacia arriba y abajo, dejando un grosor de un centímetro y medio, para que queden gruesos los polvorones.
    Los cortamos con un cortapastas, de forma circular.
    Los colocamos en una placa de horno forrada con papel y los dejamos dorar, a nuestro gusto, en horno fuerte, unos 190º. Si les ponemos el sésamo, hay que hacerlo antes de hornear.
    Una vez fríos los espolvoreamos con azúcar glas.


    Con nuez, los menos sabrosos, para mí.

    De almendra. Muy suaves.

    De avellana. Para mí, los más ricos.

    Con almendra y mucha canela, también muy ricos.

    CASCARILLAS DE ALMENDRA, de Rosa,(almendras rellenas)

    Rosa, en su blog, os explica el proceso para hacerlas, es muy fácil. En su blog, encontraréis recetas de siempre, muy bien explicadas y con unas fotos muy guapas. Merece la pena que os acerquéis a su cocina los que no la conozcáis.
    Me quedó la masa un poco blanda y le añadí un poco más de avellana. Así, perfecta.

    Quedan estupendas y muy ricas.

    ¡¡¡¡Espero no haberos `empalagado´!!!!

    AGUJA DE TERNERA CON DÁTILES

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    Económica y deliciosa.
    ¡ Feliz 2013! Os deseo de corazón un año lleno de cosas buenas:salud,  trabajo, uniónfamiliar y mucha amistad.

    Después de este parón navideño, vuelvo con una carne barata y que, preparada así, queda muy rica. Muy fácil de elaborar y combina con muchas guarniciones. Un buen puré de patatas, de zanahorias o de cualquier otra verdura le viene genial, sin olvidar los espárragos o las tan socorridas patatas fritas.

    Si queréis cambiar la aguja por lomo de cerdo, también queda muy rico. Y si no os gustan mucho los dátiles, he de deciros que no se nota apenas su sabor, pero dan un toque caramelizado estupendo a la cebolla.

    Ya se que van a ser semanas de remordimientos y de dietas... Pero un domingo bien se puede hacer una excepción y no está de más darse una alegría con este plato.

    A ver qué os parece.

    También quiero agradecer el trabajo desinteresado de dos amigas. De Katy y de María. Llevan cuatro años publicando infatigablemente sus recetas de cocina casera. Aperitivos, primeros, segundos, postres, galletas, bizcocho... Todo bien documentado en un estupendo índice, en su blog Para hincar el diente K+M.  Platos típicos que generosamente nos regalan, casi a diario. Muy factibles, sin grandes complicaciones para que puedan estar al alcance de todos.

    Gracias amigas, muchísimas gracias por todo lo bueno que nos dais. Brindo con vosotras para que podamos seguir así muchos años más.




    Carta de Reyes, con retraso


    Queríos Reis Magos d'Oriente: nun voi pidivos pa mi un tren y una escavadora, nin una cocina cola cacía pa la mio hermana, nin un frascu Varón Dandy y una muda pa mio pa, nin un pañu y un xuegu toalles pa mio madre. Nun voi ponevos zapatiya nin encargavos que nos pongáis na ventana les bolses revoltixu con rosquielles y bolines d'anís, con ronchitos, llimoninos y uves pases. Tamién ye demasiao tarde.

    Más que traeme, quixera que nun me llevareis nada de lo que me queda. Que nun me dexareis enfocicame cuando nun tengo por qué, que nun me permitiereis el luxu de quexame de viciu; que m'abriereis los güeyos pa qu'asuma, valore y me conforme colo puesto, que ye abondo, comparao colo que pudiera ser o lo que tea por venir. Que nun me quitéis nada de lo que tengo y tenemos, nuna palabra. Nada meyor vos pido, nun m'atrevo, pero sí, eso sí, nada peor.

    Permitiime siguir amando de forma xigante, con tol sentimientu, lo pequeño, siguir percibiendo eso insignificante que tanto significa, lo cenciello, lo invisible, eso que se nos posa na carne cuando nos caricien, eso que nos revive y nos illumina cuando nos miren como debe mirase, eso que nos trespasa cuando nos garren la mano con verdá y humanidá; lo que ta alredor y nel xestu la flor, lo que ta dientro'l pan, lo que s'escondi na trasparencia l'agua, lo que-y pon soníu y llibertá a la corriente los regatos, lo que suelta nel aire y n'alboriada'l cantu'l tordu.

    Permitiime nun olvidame del too, nun perdeme del too, nun abandoname del too, nun dexame atrás del too, nun desorientame del too, Reis Magos d'Oriente; nun estrozar los valiosos minutos, nun renegar de los sueños, nun renunciar a llevantame toles mañanes y agradecer tar vivu, sanu, a gustu conmigo mesmu, respirar fondo y abrir de par en par los brazos con ganes d'alcanzar l'horizonte, de sumime na claridá; con deseos de tragar el mundu, con ansies d'abarcar la lluz, con fuerces pa emburriar les contrariedaes. Con un botón d'esperanza p'abrochame siempre frente a l'advesidá y la penuria.

    Daime la posibilidá, dacuando, de volver ser tan feliz como cuando baxaba a la mar y sentábame nuna piedra y cegábame'l veranu y sentíame contentu y anchu; como cuando cavaba cuatro llámpares y diba de poza en poza detrás de les esguiles y de los cangarexos. Como cuando corría pela playa Llumeres, colos pies manchaos de mineral y galipote, pero la mente llimpia y fresca como la salmoria, como la espuma y l'ocle que la marea dexaba na oriella.

    Nun m'arranquéis les imaxes más pures, los recuerdos más dulces. Nun dexéis que me flaquien les piernes nes males circunstancies. Que me traicionen la debilidá o la cobardía, que m'afueguen el desengañu, el cansanciu o la rutina. Nun permitáis que se me gaste la fe, qu'escaeza rezar, a mio manera y como m'enseñaron, polo que yo más aprecio, polos que me quixeron y marcharon, polos que yo quixera que tuvieren aquello que nun son a consiguir y bien que lo merecen.



    Aurelio González Ovies, La Nueva España, enero 2007 


    Para la carne con dátiles, necesitamos:

    • 1 kilo de aguja de ternera
    • 1 kilo de cebollas
    • 4 dientes de ajo
    • aceite de oliva
    • 1 buen vaso de vino blanco de buena calidad
    • sal
    •  pimienta
    • 200 gramos de dátiles deshuesados

    Limpiamos bien la carne, la dejamos sin exceso de grasa. La cortamos en trozos generosos y salpimentamos. Esperamos unos minutos y ponemos los dientes de ajo al fuego con aceite frío( con un corte para que no revienten) . Doramos y retiramos el ajo (los reservamos). Con el aceite bien caliente, doramos la carne. Pondremos pocos trozos de cada vez para que no se enfríe el aceite y doren bien.
    Retiramos la carne y colocamos otros trozos, hasta terminarla. Incorporamos al aceite bien caliente las cebollas cortadas en juliana gruesa y la freímos hasta que comience a ablandar, en ese momento, añadimos la carne y los ajos reservados, sin piel, y,  a fuego medio, la dejamos hacerse un cuarto de hora. Añadimos el vino y esperamos a que se reduzca el alcohol y se evapore al menos la mitad del líquido. Tapamos la pota.
    Cuando la cebolla empiece a ponerse dorada, añadimos los dátiles y ponemos el fuego al mínimo. Dejamos así hasta que los dátiles se deshagan.
    Si queremos una salsa fina, retiramos la carne y pasamos la cebolla por un pasapurés. Yo no lo hice. Comprobamos de sal y reservamos.
    Queda una carne tierna y sabrosa. Acompañamos con la guarnición que más os guste. Nosotros con unos pepìnillos y patatas bajas en calorías.
    Se deshace en el tenedor.

    ¡¡¡A DISFRUTAR!!!

    Muchas gracias por el premio a Katy y María:




    GALLETAS CRUJIENTES DE MAÍZ

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    Crujientes y con un toque a maíz muy suave.

    Estas galletas las preparé en un momento para una merienda con mis tíos. La verdad es que están muy ricas y como son tan crujientes y finas, desaparecen enseguida de la bandeja. En casa nos gusta mucho todo lo que lleve harina de maíz. No quedan muy dulces. Utilicé un molde de galletas de los que van marcando la pasta a la vez que la cortan y me parece que me haré con más modelos, quedan muy bien, perfectamente delineadas. Os dejo con la receta y unas palabras del poeta.

    LEJANO YO

    requexu1.jpg 


                                       (AGO. El Requexu. Bañugues. 29-04-10)

    ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que yo no siento tan honda y limpiamente la amplitud del verano ni me paro a observar el verdor de las hojas ni me siento tranquilo a la sombra de un árbol ni me adentro sin premuras ni heridas por los viejos caminos que tanto he caminado? ¿Cuál fue el punto de fuga, el momento preciso de tan definitivo desencuentro? ¿Queda todo perdido o subsiste incólume e inasible en las esplendorosas campiñas de la infancia?

    ¿Dónde me habré abandonado por vez primera, dónde me habré mudado y dejado mi ser como dejan tirada las culebras su camisa ya vieja? ¿Cuánto hace que no siento la honesta frescura de la brisa ni me asomo a la mar y lanzo piedras al eterno afán de las mareas? ¿Cuánto que no me abrazo con el cariño antiguo ni me pregunto, con sincera mirada, qué es lo que quisiera, qué busco, que no sueño, por qué me alejo tanto de mí mismo? ¿Qué espero que no haya sucedido, qué no ha sido de lo que yo esperaba?

    ¿Me parezco ahora en algo a aquél que cruzaba los prados protegido, agarrado a la maternal mano de Remedios; algo a aquél que andaba por entre la cintura del maíz arrancando las barbas para trenzar bigotes de mentira que pegábamos con jabón en la niñez de nuestras caras? ¿En qué a quien le entusiasmaban las charcas y los juncos y los abrevaderos, donde pasaba tardes enteras, entre tritones, musgos y renacuajos ágiles, con un colador roto y una lata?

    ¿Cuánta distancia queda hasta sus ojos nítidos, hasta su corazón sin desconfianza? ¿Por qué nunca más vino a trepar las higueras y a esconder las luciérnagas en cajas de cerillas? ¿Por qué jamás regresa en julio, hacia el ocaso, echado entre la hierba en lo alto de los carros tirados por las vacas? ¿Qué hay en los tendejones antiguos de su vida, qué queda de sus gomeros y de sus zancos, de sus trabucos de madera y sus chanclos gastados y sus botas de agua?

    ¿Qué parte de mí será más firme, qué fracción de lo que era y cuál más cierta de todas las que fueron descosiéndose o defraudé temprano o deshojaron prontas antes de que yo las desprendiera o dejara olvidadas entre cantos de cucos, manzanilla, malvises y los cables tendidos por las arañas del tronco del laurel a cualquier rama? (La Nueva España, 19-05-10)




    Para las galletas, necesitamos: (salen unas 40)

    • 125 gramos de harina de maíz tamizada
    • 225 gramos de harina de repostería tamizada
    • 100 gramos de azúcar blanquilla
    • 50 gramos de azúcar moreno
    • 125 gramos de margarina
    • 1 huevo
    • la ralladura de una naranja ecológica


    Elaboración
    En un bol ponemos la harina de maíz tamizada, la harina  de repostería, el azúcar blanquilla, el azúcar moreno, la margarina a temperatura ambiente,
    ...  el rallo de la naranja y el huevo entero. Amasamos hasta que se forme una masa muy manejable. No hace falta amasar mucho, enseguida se consigue. Formamos una bola y la cubrimos con papel film. La dejamos en la nevera una hora mínimo. Pasado el tiempo, la ponemos sobre un papel de horno y la cubrimos con otro papel. Pasamos el rodillo por arriba y la dejamos muy fina, de unos 3, milímetros. Con el cortapastas, formamos las galletas y las vamos colocando en placa de horno con papel. Las colocamos en la nevera hasta que la masa se ponga firme de nuevo.
    Las cocemos en horno precalentado, a 180 grados con aire , en unos 10- 12 minutos están.
    Las dejamos enfriar un poco en el papel y luego sobre rejilla. Una vez frías, están muy ricas. No pongo fotos del corte,  se terminaron antes de poder hacerlas.
    A ver si os gustan.

    POTE MARINERO DE MERLUZA Y ALMEJAS

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    En nuestra región, sobre todo en los pueblos marineros, hacer potes de pescado es bastante frecuente. Vale todo. Tanto pescados blancos, azules, de roca... En este caso es con merluza, ahora que está tan barata hay que aprovechar. Doré un poco la merluza previamente para que los trozos no se deshagan entre el caldo y así no encontrar espinas al comer. Además al rebozarla con harina, espesa un poco el pote. Utilicé una merluza entera para hacer el caldo con la cabeza y demás restos, pero si lo preparamos con lomos, es muy fácil quitar todas las espinas con unas pinzas normales. Las almejas son congeladas. Las dejo en agua con sal, sin descongelar, dentro de la nevera, la noche anterior a la preparación. Así sueltan la posible arena y no pierden nada de sabor. Es un plato barato y, aunque parezca un poco latoso, merece la pena.

    Dentro de poco, a principios de febrero, se celebra en nuestro concejo la festividad del Santo Cristo del Socorro y es muy popular la calderada de pescado. Se hacen honores, de esta manera, a todos los pescadores de nuestras parroquias marineras. Este año, una vez más, os prepararé otro plato de pescado, si Dios quiere. Mientras tanto, os dejo con este de merluza.




    Más libertad, más voz. Más ira en la palabra. Nos han envenenado la entereza. Nos han traicionado hasta con el silencio. Nos han descuartizado la confianza. Ha llegado la hora de descastar desdichas y estas tribulaciones que asfixian hasta el aire. Es el mejor momento para arrasar con todo lo que ha sido mentira, con todos los que han ido trazando esta congoja, con falsarios, ladrones y sofistas. Para asolar sospechas, aprensiones, discordancias. Desmantelar designios, ignominias, dividendos y usura. Es época de triunfo y esperanza. El instante preciso para evadir el peso de los amos. Y que reyes y códigos cierren definitivamente sus solapas.

    Es el tiempo de repartir el oro de los duques, las minas del mediocre, el botín de los pícaros, las ciudades ocultas, el néctar exquisito, la salud del monarca. De detener el pie que nos humilla, de desgajar la mano que nos prensa, de tabicar los ojos que sindican, de aniquilar el mal que nos aplasta. Es la ocasión propicia para igualar el ras y las desproporciones, para hermanar los desiertos y el piélago, para ofertar el sueño y la certeza, para brindar futuro donde no hay ni presente. Para quemar el germen de las iniquidades. Para replantear la partición del pan, para reconducir la dirección del agua.

    Es buen ahora para horadar enigmas y recelos. Para sentirse vivo y valeroso. Para dejar a un lado narcisismos, remilgos y desganas. Para exigir porqués y lo que es nuestro. Para recuperar un poco de amor propio. Para hacernos oír ante los jueces, ante sus indolencias y sus máscaras. Para dejar de ser endebles entidades, risibles espantajos. Es un ahora único para desposeerse de marbetes y clanes, de credos y de lemas, de líderes y piaras. Para desbaratar altares y apotegmas. Para desubicar topografías y lindes. Para reorientar tributos e intenciones. Para transparentar conjuras y atentados, convenios y patrañas.

    Es tiempo de gritar con gritos muy tranquilos, con firmeza serena, con fines infalibles, con voluntad intacta. De desprender la bruma que arrastramos, la herrumbre que nos merma, la sumisión, el frío, el descontento, la poquedad, la rabia. De escribir, para siempre, el despecho y las sombras. De estampar, como nunca, decisiones y rúbricas que nos identifiquen con entes virtuosos, con seres animosos, con seres que se entienden, con seres que se aman. Es la estación idónea para aullar al unísono: basta. Para, desde la paz, vociferar sin tregua: ¡Basta, basta. Ya basta!
    (La Nueva España, 21-11-2012)




    Para el pote marinero, necesitamos:

    • 1 merluza del pincho, sin piel ni espinas, en trozos
    • 1 kilo de almejas congeladas
    • 1 bote de pisto 
    • un vaso de vino blanco
    • aceite de oliva
    • unas hebras de azafrán
    • 1 kilo de patatas en rodajas gruesas
    Para el caldo
    • la piel, las espinas y la cabeza de la merluza
    • dos zanahorias
    • un manojo de perejil
    • un puerro, solamente la parte blanca
    • una cebolla
    • sal

    Preparación:

    Empezamos preparando el caldo. Ponemos en una pota alta la cabeza,  las espinas y piel de la merluza, con las verduras. Cubrimos con agua fresca y dejamos que hierva, para que espume. Con ayuda de una espumadera,  que sumergimos repetidas veces en agua fría, quitamos toda la espuma que queda por arriba. Dejamos hervir suavemente, no más de veinte minutos, para que se mantenga el buen sabor del pescado.
    Separamos el pescado y las verduras y colamos el caldo. Pasamos por harina los trozos de merluza, los sacudimos, para eliminar el exceso y los doramos en una sartén con un poco de aceite de oliva bien caliente.
    Mientras doramos la merluza, ponemos a cocer las patatas en el caldo, con unas hebras de azafrán y sal. Ponemos solamente el caldo de pescado.

    Terminamos de dorar la merluza, en el aceite que queda ponemos el vino y  dejamos que reduzca un poco. Lo colamos.
     Colocamos en una pota las patatas, si queda algo del caldo de cocerlas, lo ponemos. Por arriba, disponemos los trozos de merluza y el pisto,  dejamos caer por encima del conjunto el aceite con el vino.

    En otra pota, colocamos las almejas bien escurridas. Tapamos y ponemos a fuego fuerte. En el momento que se empiecen a abrir, apagamos el fuego, las escurrimos, colamos el caldo resultante en una manga de café y ponemos las almejas y el caldo por arriba,  en la pota del pescado. Dejamos al fuego unos minutos, para que se integren los sabores.
    Y listo para comer, bien caliente.

    Los trozos de merluza quedan enteros y muy jugosos. El caldo y las patatas, con un sabor muy bueno.
    ¡¡¡ A disfrutar !!!

    PASTEL DE ALMENDRA CON GALLETAS, DE MELINA

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    Delicioso y fácil.
    Hace unos meses que empezamos unas cuantas amigas unos cursos de manualidades. Lo pasamos muy bien, aprendemos muchas técnicas y merendamos. Cada tarde una de nosotras lleva el dulce. Melina nos regaló las deliciosas casadielles que ya publiqué y hace unas semanas hizo este pastel que nos gustó mucho. Lourdes también preparó una tarta muy rica que hacen en su pueblo, VillaManín, en León. También tengo la receta y os diré como se hace, está muy rica. Hoy, publico este  pastel, bizcocho o tarta, la verdad es que no se denominarlo acertadamente. Tiene la textura de un bizcocho, el sabor de la tarta de almendra y la consistencia de los pasteles de frutos secos. Se prepara muy facilmente, pero hay que tener paciencia con la cocción, se tiene que hacer despacio y a fuego bajo, se quemaría de no hacerlo así. Merece la pena disfrutar de este sabor, os aconsejo que lo preparéis, seguro que no os defraudará.

    `Con la luz de mi cocina´, en este mes, hace dos años, empezó su andadura... Gracias a todos los que hacéis posible que siga adelante.

    Un texto de A. González Ovies, nuestras vivencias marineras:
    Foto gentileza de Bárbara García, Bárbara el Pinto. Gracias guapa.

    Cuanto más ronque la mar, más cherva arranca. Es época de lluvia y noches de galerna. Pero eso no impide que madruguemos mucho, desayunemos rápido y bajemos de prisa hasta la playa, porque ya está bajando la marea. Llevo la ropa de aguas y debajo un jersey y unas botas de goma y calcetines gordos. Hace frío, yo casi no lo noto. Con los guantes evito que me rajen las manos y se llenen de grietas. Algunos marineros nos dan los buenos días. Las cinco menos cuarto. A pesar de las nubes y del sueño que arrastro, se ve bastante bien, no hace falta encender ni la linterna.

    La gente está metida en la mar, con el agua hasta el cuello. Remolcan con los trueles enormes lo que atrapan y lo echan en la arena. Una voz nos avisa de las olas furiosas, cada tres entra una gigante y peligrosa. La resaca es terrible y nos arrolla a todos y nos quita la cherva. La mar es muy traidora, siempre lo dicen todos. No hay que darle la espalda ni perderla de vista. Gritos, nombres, carreras. A trancas y a barrancas, encharcados, alcanzamos la orilla. Ahora sí que retiemblo, los huesos se me hielan. Mientras se calma un poco vamos a los montones que quedaron en seco y escogemos lo bueno, quitamos las malezas. Cuidado con las palas de dientes, que son muchas. De nuevo lo apilamos y cada cual lo marca de algún modo, con un trozo de plástico, con un palo o un trapo o unas piedras.

    Empieza a amanecer. A lo lejos alumbran las luces de los barcos. Quién pudiera ir en ellos hasta el último océano, hasta el fin de la Tierra. Hay un tufo a carnada y a pez muerto. Huele mejor el ocle, a vida muy antigua, a sal muy fresca. Encuentro entre las algas las cosas más extrañas, lo mismo que en la rucha: anzuelos enrollados en marañas de tanza, frascos de medicinas, jibias, conchas, zapatos, botellas extranjeras. Me entretengo leyendo las palabras tan largas. ¿Desde dónde vendrán, de qué parte del mundo? No me puedo parar. Enseguida debemos subir todos los sacos, acantilado arriba. Eso sí que es trabajo y que me da pereza. La espalda chorreando, la cerviz oprimida, los hombros destrozados, las piernas que flaquean. Pero no hay vuelta de hoja. Que esto saca de apuros. En la otra temporada vendimos muchos kilos y compramos la radio y pagamos a plazos la nevera.
    (La Nueva España, 16-01-2013).



    Para el pastel de almendra y galletas, necesitamos:

    • 250 gramos de galletas hojaldradas, trituradas
    • 250 gramos de mantequilla a punto de pomada
    • 400 gramos de azúcar
    • 5 huevos grandes
    • 250 gramos de almendra molida
    • 1 sobre de lavadura tipo Royal
    Para decorar, optativo, Melina le puso azúcar glas:
    • almendra en granillo o azúcar glas
    • gelatina de manzana 
    Elaboración:

    Trituramos las galletas con la picadora o en un robot.( También aplastándolas con un rodillo de amasar sobre un papel de horno). Reservamos.
     Mezclamos bien la mantequilla a punto pomada con el azúcar y vamos añadiendo los huevos de 1 en 1. Es muy importante no poner todos a la vez, para que se vayan integrando perfectamente. Mezclamos las galletas molidas con la almendra y la levadura y lo incorporamos, de poco en poco, al conjunto.
    Nos queda una mezcla cremosa. Aconsejo que mezcléis en un bol grande, es bastante masa, yo necesité cambiar a otro mayor.
    Ponemos en un molde con papel en el fondo, a ser posible desmontable y bien engrasado. Si queremos decorar con almendra en granillo, se la ponemos, repartida, por arriba.( Si queremos terminar con azúcar glas, esperamos a que esté cocida y bien fría).
    Cocemos en horno precalentado a una temperatura baja, en mi horno, con aire a 140º. Tarda unos 50 minutos en cocer.
    Sacamos del horno y colocamos sobre rejilla. Esperamos a que se temple para quitarle el aro exterior. (Si el molde no es desmontable, esperamos a que se enfríe). Dejamos que se enfríe y le quitamos el papel de abajo.
    Si le ponemos gelatina de manzana, la calentamos bien y la dejamos caer por arriba del pastel.
    Un rico pastel para cualquier celebración, si os gusta los pasteles de almendra, éste os encantará.
    Os invito a que lo preparéis, está muy rico, riquísimo.
    ¡A ver si vos presta!

    FABES CON MEJILLONES Y GAMBAS

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    Un plato muy rico.
    Con este frío que hace apetecen platos calientes y bien contundentes. La idea para preparar estes fabes me la dio mi prima María Jesús. Ella tiene que cocinar con muy pocas grasas ya que en la familia hay diabéticos. Y las hace con mejillones para poder aprovechar les riques fabes de su huerto. Resulta un plato muy rico y mucho más suave que la típica fabada con su compango. Si os gustan les fabes y también el sabor a mar, no dudéis en prepararlas, seguro que triunfáis. A nosotros nos gustaron mucho. Desde aquí le doy las gracias a mi tocaya.

    Un texto de A. G. Ovies:
    La isla Barrosa, Bañugues, con la mina y temporal. Foto de Bárbara García.
    En algunos pueblos que quedan duele el tiempo, silba la soledad, huele a melancolía. Mancan las ausencias y el olvido mucho más que entre las multitudes y las prisas de las ciudades. Los pueblos son espectros de una existencia arcaica, donde nada cambia, nada permanece, nada prorrumpe, nada palpita.

    Las garras del tiempo brotan en los muros caídos, en las contraventanas que ya no se abren, en los altos caserones arruinados y en las sebes que tupen los caminos y en los esqueletos de las ermitas. En el silencio de las tardes y en los hierros que pudren en las escombreras. Todo es futuro pasado en los pueblos que persisten, aun sin vida. Se percibe en las paredes agrietadas, en las rosas confusas, en las veletas atragantadas y en las eras desiertas y en los pomares y en las paneras resentidas.

    Las únicas imágenes de vida, en muchas ocasiones, son avisos de muerte, indicios de derrumbe, huellas de despedida: las chinchetas, la esquela en los postes de la luz, la ropa de un difunto que quema en una hoguera, el somier que se pudre en la antojana, el tendal derribado con unas cuantas pinzas, el gallinero solo, abandonado, un remolque entre zarzas, un bidón, una fuente, un armario, un establo, un canalón vencido, un pozo seco, unos gatos hambrientos, unas chapas partidas de uralita.

    Nada de lo que fue. Si los muertos volvieran, echarían de menos a los niños, temprano, el canto de los gallos, el fruto de los árboles, el rumor de las cuadras, la voz del panadero, la mañana encendida. Preguntarían qué ha sido de la tienda, del chigre, de las horas de charla, de la fe, del local del barbero, del molino y de la harina. Preguntarían por qué nadie camina a ningún sitio, por qué nadie recoge la cosecha, por qué no hay animales en las cuadras, por qué nadie se da los buenos días, por qué todo se compra y nada se elabora, por qué no sabe nada a verdad de verdad, por qué nada perdura y todo se tira.

    En los pueblos el tiempo es más sincero y más triste, sí, eso es cierto. Pero punzan profundo sus espinas. Uno se echa de menos a sí mismo, añora en cualquier parte su esencia y su linaje. Uno cruza los días y se asume perdido. Uno sale a la noche y todo, menos la luz de las estrellas, agoniza.

    (La Nueva España, 3-10-2012)




    Sin grasas.

    Para les fabes con mejillones y gambas necesitamos: (12 personas)

    • 1 kilo de fabes asturianes de buena calidad
    • 1 kilo de mejillones
    • 1 kilo de gambas peladas (yo congeladas y descongeladas en la nevera desde la noche anterior)
    • 1 cabeza de ajos
    • dos cebollas
    • un buen manojo de perejíl
    • un vaso de vino blanco de buena calidad, para abrir los mejillones
    • azafrán en hebra
    • aceite de oliva

    Elaboración:

    Lo primero, preparamos los mejillones para descascarlos como en la receta de mejillones en salsa verde (pincha aquí). Reservamos los mejillones por un lado y el caldo resultante, bien colado por otro lado.

    La noche anterior a la preparación, ponemos les fabes a remojo, en agua fría abundante, pues hinchan mucho. Las escurrimos bien y las ponemos en una pota cubriéndolas con agua fría. Las dejamos que hiervan. Las espumamos ayudándonos de una espumadera que sumergimos repetidas veces en agua fría.
    Una vez bien espumadas, ponemos la cabeza de ajos,entera, sin pelar, las cebollas y el manojo de perejil. Ponemos también el azafrán. Dejamos que cuezan, destapadas, a fuego bajo y añadiendo agua FRÍA, a medida que lo vaya necesitando. Cuando la cebolla esté blandina al pincharla con un tenedor, la sacamos y  los ajos y el perejil también y lo trituramos todo con  el aceite  y el caldo de cocer los mejillones.
    Añadimos el caldo resultante a les fabes y dejamos que sigan cociendo, hasta que queden bien tiernas. En ese momento, ponemos los mejillones reservados y las gambas y dejamos que cuezan unos cinco minutos. Comprobamos de sal. Apartamos del fuego y  dejamos reposar una hora, mínimo.
    Pasado este tiempo de reposo, calentamos bien y servimos, bien calientes.
    Y un plato riquísimo.
    ¡¡¡¡¡A disfrutar en la mesa!!!!!



    POTE DE BERCES EN LA OLLA Y BACOCHAR BERCES

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    Y siguiendo con los platos calientes, uno estupendo, muy apropiado para estos días de antroxu que enseguida están aquí. Esta vez en la olla, para ahorrar energía y tiempo, que buena falta nos hacen las dos cosas. Aprovecho para poner un paso a paso de las dos maneras de bacochar les berces, tal como vi hacer a nuestra madre y a algún familiar. Comida de siempre en todas las casas de pueblo, una sabia combinación de verduras y grasas. Imprescindible: unes buenes fabes, rico compango y berces bien tiernes. Y si las queremos hacer desgrasadas, coceremos previamente el compango.
    De la manera tradicional, en la pota y muy despacio, pincha aquí.
    Compango, rico compango, aunque no para todos los días.
    Un poema de A. G. Ovies



    Yo no soy más grande que ninguno,
    no poseo tampoco más riqueza.

    Sino que al irse mi inocencia un día,
    vi el camino del oro,
    vi el camino de las posibilidades,
    vi el camino de los devoradores,
    vi el camino de la autodestrucción,
    vi el camino de los acatamientos,
    vi el camino de la desvergüenza,
    vi el camino del miedo,
    vi el camino de los reyes y de los tronos altos.
    Y al irse mi inocencia un día,
    miré a la libertad y fui tras ella.

    Vi el camino sin ley de la palabra.



    © Aurelio González Ovies



    Sin desgrasar.
    Para el pote de berces, necesitamos: (8 personas)

    • un buen manojo de berces
    • un cuarto kilo de fabes pequeñas (o un bote de fabes ya cocidas,más económico)
    • 1 cebolla grande picada
    • 4 dientes de ajo picados
    • medio kilo de patatas picadas pequeñas
    • 2 morcillas de buena calidad
    • 2 chorizos de buena calidad
    • un trozo de panceta o tocino
    • un trozo de lacón
    • un hueso de jamón
    • azafrán en hebra
    • colorante
    • sal
    • aceite de oliva

    Preparación:
    Berces.
    Lo primero es escoger les berces, desechando las que estén manchadas o comidas por los caracoles. Se quita la parte más dura de la penca de cada hoja. Y se van lavando, una a una, bajo el grifo. Se enroscan y se pueden hacer de dos maneras:

    Picando las berzas, poniéndolas bajo el grifo y restregando fuerte para quitarles el verdín. Las lavamos bien y las cocemos unos 10 minutos en abundante agua hirviendo. Si hacemos el pote de la manera tradicional, las bacocho más tiempo.


    Otra opción, enroscarlas, picarlas y ponerlas directamente a cocer unos 10 minutos en agua hirviendo. Lo mismo que de la manera anterior, si son para preparar el pote en una pota, las bacocho más tiempo.

    Se escurren bien.
    Para preparar el pote, se ponen les berces en el fondo de la olla, las patatas, les fabes y el compango.
    Ponemos los ajos en la sartén con un poco de aceite de oliva y los doramos. Añadimos la cebolla y dejamos que sofría el conjunto, unos 10 minutos. Le ponemos el pimentón, removemos, fuera del fuego.

    Y lo añadimos al conjunto del pote, por arriba. Ponemos el azafrán en hebra y el colorante. Llenamos la olla de agua fría, de manera que lo cubra todo y añadimos un poco más, sin sobrepasar las medidas establecidas por cada fabricante. Yo le pongo como un dedo por arriba del conjunto del pote. Dejamos a fuego más bien fuerte, hasta que suba la válvula. Ponemos al mínimo y cocemos 40 minutos. Desgrasamos un poco por arriba, comprobamos de sal y sacamos el compango a una fuente.
    Compango
    Y el platín de berces, bien calentín. Acompañamos con el compango. Y como apetecían  tanto,con el frío, ni me dio tiempo de hacer la foto con el plato completo, así que disculpad.

    ¡¡¡Buen provecho!!!

    BISCUIT DE MARAÑUELA, PARA EL SANTO CRISTO DEL SOCORRO

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    Cuenta la historia que en el desarrollo de una tremenda galerna, los marineros imploraron al Cristo del Socorro y milagrosamente llegaron a puerto. Desde entonces, permanece en el pueblo la llama de la fe, e ilumina a los devotos, como la hoguera antiquísima que guiaba a los marinos, desde la costa. Entorno a ella, los cantos esperanzados de la danza prima. 


    Hoy es el día primero de las Fiestas en honor al Santísimo Cristo del Socorro, patrono de todos los marineros de nuestro concejo. Desde este pequeño espacio quiero desear a todos los celebrantes una fiestas estupendas y que todo el esfuerzo que realizan unos jóvenes ilusionados por recuperar las costumbres del pasado, se vea recompensado con la participación masiva en los actos por ellos organizados. Me refiero a la asociación `LUANCO RECUPERACIÓN DE TRADICIONES´, Ojalá sigáis con ilusión muchos años, me merece mucho respeto vuestro trabajo.

    Y mi granito de arena, para rendir homenaje al Cristo es un dulce un tanto novedoso, pero que tiene todo el sabor de los dulces típicos de Gozón y Carreño: las marañuelas. Fue en un curso en la Escuela de Hostelería, impartido por Agustín Rodriguez Roces( Guti para nosotros) donde nos sorprendimos con el estupendo sabor de este biscuit. Está delicioso. Una mezcla perfecta para un resultado explosivo. Os aseguro que es para tenerlo en cuenta. Se prepara enseguida y tanto tomado solo, como acompañado de una macedonia de frutas o un flan, se convierte en un postre de lujo, para rematar el festín propìo de estos días: unos buenos platos marineros. Os dejo el enlace de alguno porque este año lo haré el domingo:Pote marinero de merluza y almejas, Plato marinero de a diario, Sargu con patatas, Calderada sencilla de pescado, Langostinos con verduras. Por poneros algunos platos de pescados.
    Espero que os guste y dejo unos versos, tomados al azar, del pregón que leyó en el año 2001AurelioGonzález Ovies, con motivo de estas fiestas:
    Imagen de la página: `Luanco recuperación de tradiciones´
    ...Amigos, qué dulce es la voz del pueblo cuando envejece,
    qué sonora es su boca cuando nos habla,
    qué magia guardan sus letras y refraneros,
    qué grandes son leyendas y tesoros,
    qué hermosa es la fe en las cosas si no se pierde
    Amigos, cunado más lejos ando de mi mismo,
    más amo este paisaje que no se iguala a nada,
    más me gusta mirar la luz de los torofos,
    más siento estas mareas como carne del cuerpo,
    más me inunda el orbayu cayendo perezoso,
    más me lleno de brisa
    cuando nombran el nombre del concejo...
    Imagen de la página: ´ Luanco recuperación de tradiciones. 
    Luanquinos, gozoniegos, derivamos del gozo,
    por eso abrimos tanto las puertas de los brazos,
    por eso limitamos con el azul inmenso.
    Nos quedan todavía la mar profunda y ancha,
    y botes vigilando el vaivén de los viveros
    y nasas apiladas en los muelles más solos
    y mujeres que bordan con los hilos del agua
    dibujos de la vida al pie del tentemozo
    con blancura de novia enganchada al mallero:
    y hombres que de tanto escrutar a lontananza
    ya llevan en los ojos el gesto de los faros,
    ya miran con la fuerza de un nudo marinero...
    `Vale más un marinero
    con los calzones de lona
    que catorce señoritos
    con pantalón a la moda´

    http://www.youtube.com/watch?v=156rslVKKmA.( Una muestra de nuestros cantos de bares)

    Que el Santo Cristo del Socorro nos proteja en todos los temporales de la vida.
    Para el biscuit de marañuela, necesitamos:

    • 6 huevos
    • 3 claras
    • 300 gramos de manteca
    • 3/4 de kilo de azúcar
    • 1/2 litro de nata
    • ralladura de 2 limones
    • 1 chorro generoso de anís
    Para acompañar, pero optativo:
    • Compota de manzana, macedonia de frutas, flan, bizcocho sencillo...
    Elaboración:

    Ponemos la mantequilla en una pota o recipiente amplio y mientras se derrite, en otro recipiente haremos una pasta con los huevos, el azúcar, la ralladura y el anís. Cuando la manteca esté bien líquida, le quitamos esa espumilla que se forma en la superficie
    Y le añadimos la pasta de los huevos, de poco en poco, removiendo. Lo montamos todo al baño Mª, sin dejar de remover, al menos durante cinco minutos. Se deja enfriar. Una vez que esté bien frío, montamos las claras y la nata, por separado, las mezclamos con cuidado que no bajen y lo añadimos a la mezcla de manteca con movimientos envolventes.
    Se pone en los recipientes en que vayamos a servirlo, bien tapado, y se mete en el congelador, al menos una hora. Decoré con unos trozos de bizcocho sencillo que corté de la manera que se ve en la foto para simular una cruz flotando en la mar, en honor a los marinos y su fe en el Cristo del Socorro.
    Y le puse unas perlinas comestibles plateadas y doradas
    Así de cremoso.
    Y apetitoso, el sabor de la marañuela en una deliciosa crema.
    Deseo que vos aproveche.               

    TERESICAS, las bollinas de crema de mamá

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    Rellenas de crema pastelera. Fuente: Cocina selecta, Carmen.
    Al próximo domingo, el anterior al carnaval, nuestra madre siempre lo denominaba `domingo del gordu´ y siempre nos tostaba bollines: de calabazón, de manzana o bollines sin más. Otras veces, `mantes´ (frixuelos), rosquilles y casadielles.  Pero, independientemente a estas fechas, si nuestro primo Toño anunciaba una visita a nuestra casa, ya la veíamos trajinando con harina y rodillo en mano: le hacía bollines de crema. Tenía, como ya comenté, solamente un libro de cocina, pero le sacó todo el provecho del mundo. Cuando se fue, me quedé sin saber cuál sería la receta que utilizaba para prepararlas, así que poco a poco, fui haciendo las que creía que podían ser, hasta que llegué a ésta. Me prestó hasta la emoción, os lo puedo asegurar. Son muchas las que me quedan por rescatar aún, pero esta receta, mis amigas lo saben, era especial. Siempre que nos reunimos o alguna persona me comenta sus dulces, inevitablemente les preguntaba a ver si daba con ella. Bueno, hoy la publico y si la hacéis, espero que os encanten tanto como a nosotros. Y tú, mamá,  que desde tu estrella, las disfrutes-


    Para nuestro primo Toño

    Y, cuando se va un trocín de corazón... Os dejo un texto de A.G. Ovies.
     Argos.

    La casa, sin ti

    Para «Argos»

    06.02.2013 | 02:21, La Nueva España

    Catorce años juntos, de noche a mañana. Qué días brillantes vistos desde ahora. Fue todo muy rápido, más de lo esperado. Llegó la vejez e invadió tu cuerpo. Se metió en tus huesos, contagió tus órganos, robó el equilibrio de tus blandas patas. Fue todo muy pronto, más de lo previsto. Todos los rincones quedaron desiertos. Quedaron muy solas todas las estancias. Dejaste el vacío que deja un humano, lo mismo que un ser de los que nos quieren, como una persona de las que se aman.


    Es todo distinto, así de repente. Nada se parece a lo que eras tú. Te echaron de menos hasta las persianas, y la luz del día sobre el limonero y la mesa vieja del mosaico azul y tu olivo amigo, que mira a la calle y el tiesto de barro sobre el que meabas. Te querían las puertas y los azulejos y la estantería y el lomo del libro que tanto mordiste y la voz del timbre y el sabor del pan y el lápiz de goma y el nudo de hilos y la colchoneta en la que soñabas. Todo es diferente, aunque sea lo mismo. Llenabas el mundo con tus rizos negros, con tus cejas blancas encendías la casa.


    Te añoran los brezos, las sillas y el toldo. Todo te requiere, fuera, en la terraza. Te evocan los brotes que caen del camelio y las hojas secas que tira la adelfa. Y la regadera y el sanjuán de abajo. Y algún abejorro que vuela hasta al polen joven del narciso. Y el jazmín que cuelga junto a la ventana. Y las escaleras que subiste a diario. Y el color del cielo, al caer la tarde. Y el rumor del mundo, en torno a la noche. Y la intimidad que inflaman las lámparas. Dejaste una herida grande, muy profunda, como la que se abre al perder las cosas que más significan, una época bella, una compañía fiel y generosa, la sinceridad de una mirada.


    Ceniza. No hay más. Ese lapso inane entre todo y nada. Ese vano previo a la incertidumbre de lo más certero. Volveremos juntos, si es que regresamos a nuestros orígenes, a corretear por la primavera, a lanzarte un palo, a jugar con lascas. Catorce años juntos. ¡Qué fugacidad! Quedaron muy tristes tu hueso y tu erizo, tu nombre y tus trapos, todos tus muñecos, todas tus costumbres. Lloró la jirafa.


    Se pueden rellenar con duce de ciruela, dice la autora del libro. Mamá siempre las rellenó de crema pastelera.
    Para las teresicas, necesitamos: (24 unidades)
    Así de hojaldradas.

    • 250 gramos de harina
    • 50 ml de vino blanco
    • 25 gramos de manteca
    • 100 gramos de mantequilla a temperatura ambiente
    • 100 ml de agua
    • 5 gramos de levadura prensada
    • una cucharadina de azúcar
    • un pellizco de sal
    • crema pastelera ( la cantidad que se consigue con medio litro de leche)
    • azúcar para envolverlas
    • aceite para freírlas
    Elaboración:


    Ponemos en un cazo el agua, la sal, el vino blanco, el azúcar y los 25 gramos de manteca ( le puse mantequilla cocida). Se pone al fuego y cuando hierva se retira y se deja templar. En ese momento, añadimos la levadura y la mezclamos bien. Se deja que enfríe por completo. En  la mesa de trabajo se coloca la harina tamizada en volcán.

    Se echa en el centro el contenido del cazo y se va mezclando bien con la harina hasta conseguir una masa suave y elástica.(Os sorprenderá lo bien que queda). Se estira con el rodillo en forma de un cuadrado de aproximadamente 25 centímetros de lado.
    Se pone la mantequilla en el centro y se va doblando sobre ella la masa,

    y una vez cerrada, se le da la vuelta. Se espolvorea de harina y se estira con el rodillo, desde el centro hacia arriba y abajo y desde el centro a derecha e izquierda hasta formar un rectángulo. Se hace un doblez sencillo (Véase hojaldre)
    Se espolvorea de harina la mesa de trabajo y la masa y se estira hasta que quede lo más fina posible. Con un aro de 8-10 centímetros, se van cortando, se les pone una cucharada de postre de crema pastelera en el centro,

    se doblan al medio y se cierran, presionando bien con un tenedor. No hace falta humedecer el cierre,se pegan las dos capas  estupendamente. La masa que va quedando entre corte y corte, se va doblando y espolvoreada de poca harina, se vuelve a estirar las veces que necesitemos, aunque no quedan tan hojaldradas, están bastante bien.
    En abundante aceite caliente, se van friendo.

    Se van colocando sobre papel de cocina y cuando estén TEMPLADAS, se van envolviendo en azúcar. Una vez frías, listas para degustar.
    Os aseguro que están riquísimas.

    Con la crema...

    Y así de hojaldrada la masa. No hay nada como las recetas de siempre, ¿verdad?

    ¡¡¡ A VER SI VOS PRESTEN!!!


    ARROZ AL HORNO

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    Económico si se utilizan los mariscos congelados y no por ello menos sabroso.
    Y como el frío parece que se instaló con bastantes ganas y no tiene pinta de que se quiera ir, seguimos con platos calientes. En este caso un arroz. Nuestra madre recuerdo que casi siempre terminaba la cocción del mismo en el horno y le quedaba muy rico. En su punto. Y eso que medía el caldo un poco a ojo. Es un plato económico, rápido y muy agradecido. Al menos en casa, de cualquier manera que prepare el arroz, les gusta, pero así en especial. Puse los mejillones limpios de cáscaras, congelados, pero nos presta más con los frescos, les dejo las cáscaras y el arroz que queda dentro se llena de sabor a mar. Los tiempos del horno son aproximados, en  cada horno es diferente, aunque las temperaturas sean las mismas, en teoría. Si lo preparáis, utilizando cazuela de barro sale mucho más rico.
    Espero que las fiestas de carnaval, a pesar del temporal que azotó algunas provincias, fuesen un éxito, y lo pasaseis bien.
    A ver qué os parece la receta
    Un poema de A. G. Ovies.

    Tempus fugit

    Posted by aureliog under General
    torrerelojluanco.jpg
                                (AGO. Torre del Reló. Luanco. Verano 2010) 

          Hora-

          cio…: Qué

          nombre más puntual

          para perpetuar,

                                 -como nunca lo hizo ya un segundo-

          por qué se escapa el tiempo.




    Puse todo congelado, menos las andaricas.
    Para el arroz al horno, necesitamos:

    • medio kilo de arroz 
    • medio kilo de mejillones (yo congelados)
    • un cuarto kilo de gambas peladas (congeladas)
    • un bote de anchoas en aceite de oliva
    • un bote de guisantes 
    • un bote grande de setas variadas (si son frescas, mejor)
    • unos pimientos del piquillo en conserva
    • cuatro andaricas
    • un cuarto kilo de almejas (yo congeladas)
    • tres dientes de ajo
    • media cebolla picada menuda
    • 1 litro de caldo de pescado (ver pote marinero de merluza)
    • sal al gusto
    • azafrán en hebra
    • aceite de oliva

    Elaboración:

    Unas horas antes de la preparación, ponemos las almejas entre abundante agua salada. Cuando las vayamos a utilizar, las lavamos bajo el grifo. En una sartén o una pota ponemos las almejas sobre el fuego, tapadas,  hasta que empiecen a abrirse. Retiramos, colamos el caldo resultante y reservamos. Las preparo así, para prevenir, si hay alguna con arena, la descartamos. Si las añadimos sin más, en ése caso, estropearíamos completamente la cazuela, .
    Las andaricas vivas, las cubrimos de agua fría con sal, la suficiente para que las cubra, y las ponemos al fuego, en el momento en que se empiecen a poner rojas, retiramos. Colamos el agua resultante y reservamos por separado.
    Mezclamos los líquidos con el caldo de pescado. Ponemos al fuego, con el azafrán manteniendo caliente, pero sin que hierva.

    En una sartén amplia ponemos los ajos con el aceite en frío y dejamos que se doren despacio, ponemos la cebolla y dejamos unos minutos. Añadimos las setas bien escurridas y  salteamos unos segundos. Incorporamos los mejillones y las gambas y dejamos que se haga todo el conjunto unos minutos.
    Ponemos los guisantes  y una vez empiece el conjunto a hervir, lo colocamos en una cazuela de barro e incorporamos el arroz , le damos unas vueltas y añadimos 1 litro y cuarto, aproximadamente, del caldo reservado, que calentaremos hasta que hierva.Comprobamos de sal. Dejamos hasta que vuelva a hervir, unos segundos, y lo metemos en el horno, a 160º. Es importante que el horno esté bien caliente, para que no pierda el hervor. Después de 10-12 minutos, sacamos la cazuela, colocamos las almejas repartidas, las andaricas en cuartos , los pimientos en tiras y por último, las anchoas,con su aceite. Volvemos a meter en el horno y lo dejamos otros 10-12 minutos, cuando veamos que se secó el caldo y que tiene una bonita costra por arriba. Sacamos, tapamos unos minutos con un paño y estará listo para servir.
    Las anchoas se deshacen, pero dejan todo su sabor en el arroz. En casa, les gusta regado con un poco de zumo de limón, al servir.
    Emplaté con un aro.
    Y así queda el arroz.
    ..........¡¡¡Buen provecho!!!

    CANUTILLOS FÁCILES (crema de manteca de mamá)

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    La receta de estos canutillos es de doble autoría. La masa me la facilitó mi amiga Flor, a la que le encanta la repostería, bueno, la cocina en general. La crema, es de nuestra madre. Una mezcla que casa muy bien. La delicadeza del dulce sabor de la crema con manteca y el hojaldrado crujido de la masa de moscatel son un regalo para el paladar.
    Muchas gracias Flor, la masa estira muy bien y queda muy rica.
    El ser `llambiones´, como denominamos por aquí a las personas golosas, pienso que viene en los genes. Es cosa de familia. Desde siempre recuerdo las tardes de domingo con sabor a azúcar. Un simple bizcocho, una fuente de rosquillas, un larguero de bollines o una tarta de manzana, por poner algún ejemplo, adornaba nuestra mesa al calor de una taza de leche. Nuestra madre también lo heredó, a la vez que sus primas. Prima especial, de las especiales, casi una hermana, era Reme. Se criaron juntas, compartieron tiempos en los que la escasez era abundante, pero no por eso lo pasaron mal. No les faltó de nada, sus tías guardianas, abuelos y tío, trabajaron duro para hacerlo posible. Hoy quiero rendirle homenaje. Seguro que se 'zamparía' unos cuantos canutillos con su sonrisa burlona, como quien no quiere la cosa.
    Cuando se juntaban ella y nuestra madre en días de mercado, con lo que más disfrutaban era con algunos dulces que comían en una pastelería ya desaparecida de Avilés
    Querida Reme, como se que te prestarían, los comparto contigo.
    Guapa por fuera y mucho más por dentro.
    Un poema de A.G. Ovies
    banuguesdesde-penas.jpg
    Los pedreos que tanto y tanto recorrió Reme.

          Cuando lloraba, entonces

                                   yo le decía:

                                   no llores,

                                                   mira,

                                                                   ¿ves?,

                                   por ti va y viene el mar

                                   con olas a la tierra.

                                   Tú lloras porque no la alcanzas

                                   y ella porque no te llega.

                                                                                                                                             (Para Reme)


    Para los canutillos con crema, necesitamos:(24 unidades)

    • PARA LA CREMA DE MANTECA
    • 3 cucharadas rasas de manteca de vaca cocida
    • 3 cucharadas colmadas de harina
    • 1 litro de leche
    • 1 rama de canela
    • la piel de un limón, sin lo blanco
    • 8 cucharadas rasas de azúcar
    • 3 yemas
    • una pizca de sal
    Elaboración:

    En un cazo, ponemos el azúcar, la piel de limón la sal y el palo de canela. Añadimos la leche y ponemos el conjunto al fuego, dejamos lentamente hasta que hierva. 

    En otro cazo amplio, ponemos la mateca al fuego hasta que se deshaga. Añadimos de golpe la harina y removemos hasta que quede bien tostada, se sabe porque empieza a oler como a almendra. Añadimos poco a poco la leche, colada,  removemos muy bien, así no quedan grumos. 

    Cuando terminemos la leche y empiece a hervir, se aparta del fuego y se añaden rápidamente y de una en una, las yemas. Se pone en una manga pastelera resistente al calor y se deja enfriar.
    Nota: sobra crema, con la mitad (para medio litro de leche)  es suficiente para esta cantidad de masa de canutillos.
    PARA LA MASA:

    • 100 ml de moscatel
    • 100 ml de aceite de girasol
    • una cucharada de azúcar
    • una pizca de sal
    • harina todo uso, la que admita para conseguir una masa elástica y no muy dura
    • aceite para freír
    En un bol, ponemos los líquidos, el azúcar y la sal. Añadimos harina y empezamos a amasar. Seguimos poniendo harina a medida que lo vaya pidiendo.
    Una vez que se consiga la masa, (en cuanto se despega de las paredes del bol y no se pega a los dedos, está) se hace una bola y, tapada con un paño se deja reposar una media hora. Se parte a la mitad, se estira con el rodillo hasta dejarla lo más fina posible.

    Se corta dos rectángulos iguales. Se enrosca en los cilindros para canutillos, engrasados con un poco de aceite.Se deja que sobrepase unos dos centímetros la masa en  el cierre del canutillo.
    Para prevenir que se abra, se aprietan bien las dos capas presionando repetidas veces con un tenedor. Se fríen en abundante aceite caliente. Se hacen enseguida. Van colocándose  sobre papel de cocina, y liberándolos del cilindro metálico.
    Se rellenan con la crema de manteca, después de fríos,  primero por un extremo y después por el otro, para asegurar que se completa el llenado, se espolvorean con azúcar glas.

    Listos para la merienda.

    Un dulce y crujiente bocado.
    ¡¡¡QUE VOS PRESTEN!!!

    CARNE ASADA `CASA TÍA FLORA´ con bollines salades frites

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    Un plato muy completo. (Para Pila Tina )
    Hace dos décadas apenas cocinaba, nos lo daba todo preparado nuestra madre. Recuerdo la primera vez que hice carne asada, no la quería molestar con preguntas y decidí prepararla a mi manera. Le puse todas las verduras que me apetecieron y cuando le llevé un plato a la cama, sonrió y me dijo que estaba muy rica, pero que se parecía más a la carne que `guisaba´, que a la que ella preparaba`asada´. Aprendí bien la lección, y desde aquel día, no me volví a `equivocar´con los conceptos. Pero este verano, contando esta anécdota a un grupo de amigas, dos hermanas de Viodo, a las que aprecio mucho, me comentaban que en su casa la carne`asada´siempre la hacían con más verduras y cebollas... Así que hoy os dejo la receta que ellas me facilitaron. Lo que cambié fue la carne, en lugar de una pieza de primera (ellas,  redondo) la preparé con una pieza de segunda, la encuentro más tierna y gelatinosa. Aunque las rodajas, claro, no quedan tan lucidas.
    Su madre, la tía Flora, fue una gran mujer. De las esforzadas y sacrificadas matriarcas del campo. Se quedó viuda pronto y, con su burra y su trabajo, sacó adelante a toda la familia. Siempre la recordaré con aquel `paño´ negro puesto en la cabeza y una sonrisa en la cara. Su casa, con las puertas abiertas para todos las que la necesitasen. Sus hijas heredaron su sonrisa y la facilidad para entablar una conversación que puede alargarse horas, haciéndonos sentir muy a gusto.
    Vaya para las tres esta carne, a su manera. Con mi agradecimiento.
    Acompañé con unas bollinas saladas que nuestra madre preparaba a menudo, sobre todo para las fiestas. Y unas verduras, para completar el plato.

    Ricas bollinas para acompañar carnes y pescados.
    Un poema de A. G. Ovies.

    Prados, tierras y montes que tía Flora conocía como la palma de la mano.

    Qué me importa saber

    que no vendrás,

    si yo te espero.

    Me siento aquí, miro la tarde

    y veo cómo pasa.

    Y atardece

    otro día de la vida

    más

           sin ti.



    Para la carne, necesitamos:

    • 1 pieza de kilo y cuarto de carne de ternera, de segunda (más jugosa que de primera) me gusta la llamada `pez´
    • media cabeza de ajos
    • cuatro cebollas grandes picadas en trocinos pequeños
    • un pimiento rojo picado pequeño
    • un pimiento verde picado pequeño
    • tres zanahorias
    • medio vaso de coñac
    • aceite de oliva
    • sal
    Menestra para acompañar-


    Elaboración:
    Unas horas antes de preparar la carne, la atamos con hilo de bramante y con ajo picadín y sal, la frotamos enérgicamente. La tapamos con un paño o papel film y la metemos en la nevera. Pasado el tiempo, ponemos abundante aceite a calentar en una tartera y cuando esté bien caliente, introducimos la carne con los ajos. La doramos a fuego fuerte para que selle. Ponemos la cebolla picada menuda-
    Cuando la cebolla se ponga transparente, añadimos los pimientos y la zanahoria. Dejamos que se vaya haciendo la salsa y la carne. Una vez que las verduras estén tiernas, añadimos el coñac y esperamos a que se reduzca , dejamos cocer todo el conjunto, una media hora.
    Comprobamos que el sofrito tenga un color dorado, sacamos la carne y pasamos por el pasador las verduras. Mejor  en caliente. Quitamos el hilo de la carne y la dejamos enfriar. Podemos dejarla enfriar con el hilo, pero luego se pega un poco a la carne y es un poco más trabajoso.
    Se corta la carne en rodajas del tamaño que más nos guste. En una tartera amplia, ponemos un poco de salsa, unas rodajas de carne, otro poco de salsa, más carne, así hasta terminar todo. Si quedase muy seca la salsa, añadimos un poco de agua y movemos la tartera un poco.
    Se pone al fuego y se deja cocer un poco, para que la salsa impregne la carne. Rectificamos de sal. Reservamos hasta el momento de servir.
    Nuestra madre ponía unos pimientos del piquillo sobre la carne. 
    Para las bollinas, necesitamos:

    • medio pocillo de aceite de girasol
    • medio pocillo de leche templada
    • medio pocillo de vino blanco
    • medio pocillo de agua templada
    • un poco de sal
    • 10 gramos de  levadura fresca
    • harina tamizada, la que admita para formar una masa como para empanada

    En una fuente, mezclamos todos los líquidos y la sal.
    Mezclamos bien batiendo fuertemente. Vamos añadiendo harina tamizada.
    Cuando tengamos una masa blanda, añadimos la levadura desmenuzada.,Amasamos. Cuando la masa se desprenda de la fuente, estará. Envolvemos en papel film, bien envuelta, pero con el papel flojo, aumenta de tamaño. Cuando leve más o menos el doble, estará.
    Estiramos con el rodillo, sobre mesa de trabajo enharinada un poco,  hasta dejar la masa de medio centímetro. Cortamos trocinos en forma de rectángulo y las freímos en aceite bien caliente, Se inflan rápido. Sacamos cuando están doradas y las colocamos sobre papel de cocina.
    Y se pueden servir calientes, templadas o frías.
    Quedan esponjosas y con un sabor muy bueno.
    Ideales para mojar la salsina de la carne. ¿Os apetece un platín?
    ¡¡¡.Que vos preste!!!


    GALLETAS TIPO TEJA, MUY FÁCILES Y RÁPIDAS, SIN HUEVO

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    Sencillas, fáciles y rápidas.
    Como todavía tenemos un tiempo del todo invernal y siguen apeteciendo los cafés bien calientes o un chocolate espeso para la merienda, os dejo unas galletas que nos gustaron mucho y que surgieron un poco de la casualidad. Me encontré sin huevos y con la necesidad de un dulce para recibir a unos buenos amigos que venían a casa. Mezclando e improvisando, salieron las que os cito. Bueno, pues están ricas y gustaron. Son ideales para entretener a los peques de la casa preparándolas, se divertirán y querrán repetir.
    Las llamo tipo teja, porque tienen el aspecto parecido, aunque éstas, son planas.
    Un cartel precioso, gracias al artista gozoniego Ovies, con el bello paisaje de Peñas al fondo y los oricios esperando vuestra visita. Todo regado con una buena sidrina asturiana.
    Aprovecho la publicación de hoy para deciros que el próximo fin de semana se celebra en Bañugues el XXXI  Festival del Oricio. La Asociación de Vecinos `El pico´ trabajarán sin descanso para que todo salga bien y quienes os decidáis a venir os encontréis cómodos y podáis degustar este rico producto del mar, que contiene todo su sabor en su interior. Crudos, cocidos, en tortilla o empanada, será, por citar alguna preparación, la manera en que los presentarán. Con una confortable y espaciosa carpa, en un ambiente de lo más festivo y en los alrededores de la playa.  Animaros a venir, seguro que no os arrepentiréis. Los precios serán todo lo populares que se pueda.
    Una panorámica de la playa de Bañugues, fotografía de mi amiga Nieves, de su blog LUZ Y COLOR. Además de buena cocinera, excelente fotógrafa. Gracias Nieves.
    Un texto de A. G. Ovies
    Onde termina la mar, onde emprincipia la cornisa, onde rompen toles foles del Cantábricu y ronca nel inviernu la furia de la galerna. Onde muerre la intemperie. Onde vive'l mio corazón dende que late. Onde s'escuenden les bocamines y los horros tán llevantaos, espurríos, como mirando, como a la espera. Onde'l narbasu y les palanques de yerba seco y la llabranza dispidiéronse pa siempre. Onde vociaben les muyeres al escurecer dende la Riba. Onde les rebolles y los artos fueron zarrando munches direiciones. Onde llegaben los restos de tolos naufraxios. Onde nací y a onde, más tarde o más ceo, volveré: Bañugues.

    Para las galletinas tipo teja, necesitamos: (unas 50)
    Se pueden espolvorear con azúcar antes de su cocción, quedan también estupendas.

    • 200 gramos de manteca medio derretida
    • 150 gramos de azúcar
    • 200 gramos de almendra
    • 50 gramos de copos de puré de patatas
    • una pizca de esencia vainilla o una cucharada de azúcar avainillado
    • 100 gramos de almendra picada o en granillo

    Elaboración:
    Ponemos en un bol amplio la mantequilla medio deshecha, añadimos el azúcar y lo mezclamos muy bien, batiendo energicamente con unas varillas. Mezclamos los copos de puré con la  almendra y la esencia o el azúcar avainillado y añadimos al conjunto, mezclando de nuevo perfectamente.
    Sobre papel de horno, ponemos cucharadas de la mezcla, en montones y bien separados unos de otros, al cocer, aumentan considerablemente de tamaño. Espolvoreamos con la almendra picada o en granillo y metemos en horno precalentado a 160º, calor arriba y abajo, en posición más bien baja o media. 
    Las dejamos cocer hasta que tengan un bonito color tostado . Las  sacamos del horno y las dejamos enfriar, DEL TODO, antes de manipularlas. Calientes son muy frágiles, pero una vez frías se desprenden con facilidad del papel.

    Y quedan así de finas, crujientes por afuera y abizcochadas por dentro.
    ¡¡¡Que vos presten!!!

    TORTILLA DE ORICIOS, bolla escaldada con cebolla y premio de Meri

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    Acompañamos de unos tortos de bolla escaldada frita y cocida.
    Hoy os dejo una tortilla de las fáciles, como pocas. El inconveniente puede ser el vaciado de los oricios, pero si os da pereza, con caviar de oricios también queda bastante rica, aunque el sabor a mar que se consigue con los frescos es imposible lograrlo con el caviar. Merece la pena manchar un poco las manos y disfrutar de la mar en la boca.
    Acompaño con unos trozos de bolla escaldada con cebolla, en dos versiones, tortos y cocida. Nuestra madre siempre nos la hacía en el horno y dejaba un poco de la masa para freírla en la sartén con muy poco aceite. La dejaba bien `churruscadina´ y nos la rifábamos. Ella hacía una grande, del tamaño de la base de la sartén. Yo preparé varias, más pequeñas. (La tengo publicada hace años aquí). Heredó la receta de sus tías, ellas a su vez de su madre y por eso, es una receta de las de toda la vida, al menos en nuestra familia.

    En mi próxima publicación, mostraré fotografías de Festival del Oricio de este año, que resultó genial, gracias al numeroso público visitante y al buen hacer de los vecinos que colaboraron para que así fuera .


    Siempre que mi hermano nos trae oricios, me viene el recuerdo de nuestra tía Nieves, tatá, como la llamábamos. Le gustaba tanto ir a cogerlos como después comerlos... No, más bien, disfrutaba viendo lo que nos prestaban a los demás. Era conocedora de todos los 'pedreos' de la zona y sabía dónde encontrar los `más dulces´. Siempre venía con la cesta cargada hasta los bordes y repartía: unos para casa de nuestros güelos y otros para nosotros. Ella ya no los comía en casa, prefería partir unos cuantos en el comienzo de la subida de la `riba´ donde los cogía, sentada con sus compañeras, compartiendo unos trozos de pan y bebiendo de ellos la misma mar en cada bocado... Clarina, Mari Sol, Reme, Marcela, Visita... Muchos nombres van unidos a las aventuras de cada ida a por `aleznes´, que es así como los denominaba. Trabajaban duro, pero también lo pasaban bien, pues nuestra tía nos contaba con añoranza todas las andanzas, cuando, de mayor, ya no podía ir a la marea y en su cara reflejaba la desilusión. Vayan por ti, `tatá´. Con lo que te gustaba la bolla, seguro que la disfrutarás desde algún rincón.
    Tatá.

    Os dejo un texto de A. G. Ovies, publicado en La Nueva España.


    DE LO QUE ECHO DE MENOS
    La tormenta de estos días pasados, en el Cabo.
    La vida verdadera, la vida que vivía, con las tardes sin prisas y el manzano florido en medio de la huerta. Las mañanas de marzo, con la mar muy tranquila y la bruma marchando despaciosa hacia el norte. El furgón del lechero, madrugador y alegre, que nos saluda a todos camino de la escuela. La voz del panadero, que grita desde lejos pan caliente y borona. Los cantos en las cuadras, con la luz encendida, mientras limpian las vacas y les dan alimento y las ordeñan. El olor a cocido que todos los hogares desprenden muy temprano.  El solo afilador, que afila los cuchillos y remacha sartenes y arregla las cazuelas. Los prados habitados, en cualquier estación. Las sílabas del aire por entre la cintura de la hierba.

    Ilusiones sencillas, esperanzas pequeñas, días iluminados por la luz de algún sueño que no se cumplirá, mas nos tiene despiertos. Atardeceres hondos y madres que nos llaman y fragancia de higueras. Marineros que llegan con las cestas repletas de refulgentes peces sobre camas de helecho. Obreros que circulan en bici con dinamo y gesto de cansancio y pinzas de la ropa en las perneras. El bullicio en los chigres, sus mostradores largos, donde se habla de todo, aunque nada se diga. La noche y su cobijo, la grata compañía de los seres queridos y la sabrosa cena.

    La quietud del presente, su extensión perdurable, el futuro que apenas se concibe ni inquieta. Hortalizas robustas, frutas deliciosísimas que penden de las ramas, rocío en su volumen. Labradores serenos con manos como azadas y piel como paciencia. Ganado manso y lento. Pueblos con casas llenas. Aldeas revividas, paredones y fincas. Paredes encaladas. Caminos con destino. Niños cuyo alboroto despierta a las estrellas.

    Echo de menos todo. Como un hombre que añora lo que pierde. Como un hombre que busca lo que falta. Como un perseguidor de las ausencias. Echo de menos luz. La claridad con la que despertaba. La candidez con la que amanecía. El sentimiento con el que me adormecía. Echo de menos el grillo y la luciérnaga. La mansedumbre de los animales. El autobús de línea y la belleza. Echo de menos paz, verdad y amor. Una verdad que aún no sea mentira. Echo de menos sed (y no me falta el agua). Huir de la costumbre. Salir de los patrones. Echo de menos un abrazo entero. Y una palabra hermosa cada día. Sentir. Sentir un corazón. Sentir a Dios, de nuevo y para siempre, en la naturaleza. 



    Para la bolla escaldada con cebolla, necesitamos: (para la bandeja de horno)

    • 2 kilos de cebollas picadas en juliana
    • 700 gramos de harina de maíz
    • 200 gramos de harina de trigo
    • aceite de oliva
    • sal
    • Pimentón(optativo, en esta ocasión no se lo puse)
    • agua caliente, no hirviendo
    Preparación:


    Ponemos las cebollas, saladas,  a pochar en aceite de oliva, despacio. Una vez pochadas, las ponemos en un bol amplio. Esperamos a que se templen. Añadimos sal a las harinas, mezclamos y colocamos sobre la cebolla.
    Vamos añadiendo agua caliente y mezclando bien, cuando se vaya haciendo como un puré espeso, amasamos bien con las manos. Mezclamos bien y colocamos sobre papel de horno en la bandeja. Rociamos la masa con aceite de oliva, decoramos, si se quiere, con unas rayas que marcan el corte de las porciones y cocemos en horno precalentado a 180º, por abajo y por arriba, hasta que quede de un color dorado intenso y los bordes más tostados. Cuanto más dorada, más crujiente. Dejamos templar y porcionamos.
    También podemos hacer una especie de tortos, ponemos a cucharadas masa en una sartén caliente y con aceite, las extendemos bien y dejamos que se doren bien por la parte en contacto con el calor. Cuando estén bien doradas, les damos la vuelta con cuidado y dejamos que se doren bien por el otro lado. Las ponemos sobre papel de cocina y servimos al poco tiempo, calientes. Nos gustan bien doradas, quedan muy crujientes.
    Para la tortilla de oricios, necesitamos:

    • 2 kilos y medio de oricios crudos
    • 5 huevos
    • aceite de oliva
    • 6 cebollas grandes
    • sal
    Preparación:
    Lo primero abriremos los oricios, yo les clavo un cuchillo en el medio y hago un poco de presión, el oricio se parte en dos. Con una cucharina de café, les quito las tripas.
    Dejando solamente `los corales´. Se procede así con todos los oricios. Pochamos la cebolla que habremos cortado en cuadradinos muy pequeños y bien frita, cuando esté templada, la añadimos a los huevos batidos.
    Mezclamos bien y ponemos  una sartén al fuego con un poco de aceite. Volcamos el conjunto y ponemos por arriba, bien esparcidos, los corales de oricios. Dejamos que se haga un poco y le damos la vuelta. Ahora ya va en gustos de como dejarla, en casa nos gusta poco hecha.

    Tortos de bolla escaldada.
    Porciones de bolla escaldada con cebolla, riquísimos.

    La tortilla está deliciosa, la mar dentro, llena de sabor.
    ¡QUE VOS PRESTE!

    Y quiero agradecer a Meri, una tempesta in cucina, este regalo, un premio que ella comparte desde su país conmigo, con esta cocina a la que está invitada siempre que quiera venir, y lo sabe. Ella, Meri,  ofrece unas recetas estupendas en su blog, aprendemos mucho yendo allí y degustando su rica cocina italiana. Si no la conocéis, vale la pena que os paséis a visitarla, os prestará, seguro.  Gracias, amiga, por hacerme partícipe de él. Muchos besos.-
    Para todos los amigos que se lo quieran llevar a sus cocinas.



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